La Nubes de Humo y la Invierno Negro se encontraron con un enconado combate cuando se reunieron con el Capitán Asirus y la Caparazones de Tierra. Ambas escuadras no dudaron en unirse a la lucha. Los seres oscuros acabaron siendo abatidos, aunque uno de los Hacheros cayó, pero para Ghuno era obvio que habían logrado aprender como derrotar a tan peligroso enemigo, lo que subió la moral de su escuadra.
El problema era qué hacer a continuación. Aquella aberración genética xenos era un peligro que no debía salir de aquella nave, pero la Pájaro Negro era algo salido de la época de la Gran Cruzada, en cualquier rincón del Imperio de la Humanidad una astronave como esa sería estudiada e incluso reverenciada. El Capitán Asirus era muy consciente de ello, sin embargo, pensaba que ya era demasiado tarde para tratar de recuperar cualquier conocimiento u objeto, la nave estaba infestada de genestealers y aquellos monstruos mutados, pero, sobre todo, parecía haber sido alterada. Agufer le había informado de los relieves limados, obviamente la niebla, el humo, o lo que fuera que emanaba de los seres oscuros corroía poco a poco cada plancha de metal, cada mamparo, etc. Cada rincón de la Pájaro Negro podría haber sufrido aquél desgaste tras los milenios pasados, por lo que cualquier hallazgo probablemente estuviera alterado o modificado.
La decisión, no obstante, no era nada fácil. Tolomu sólo dijo que su capítulo era el encargado de defender el Sistema Dolnúdaca y que no estaba dispuesto a que algo así pudiera quedar libre en él, pero dejó claro que debía ser Asirus el que decidiera. A Ghuno no le gustó aquello, el sargento de los Hacheros parecía poco dispuesto a aceptar cualquier tipo de responsabilidad, y eso que, como había señalado, aquél Sistema era su casa. Agufer era de la opinión de tratar de encontrar una manera de exterminar a los enemigos sin destruir lo que quedara de los valiosos conocimientos del pasado, y el resto de la Nubes de Humo estaba de acuerdo. Los Exterminadores fueron los más concisos, para ellos lo importante era el coste, si para evitar que el mal se extendiera debía destruirse una nave, que así fuera.
Asirus no estaba seguro de qué hacer, por primera vez desde hacía años echaba de menos los consejos de Contoa. El Bibliotecario siempre opinaba sobre este tipo de cosas, y se había convertido en un consejero eficaz, pues aunque muchas veces desechara sus opiniones, era capaz de que en su mente las ideas se aclararan. Y ahora necesitaba aquello para decidir la acción a seguir. Se había traído una gran cantidad de explosivos por si era necesario finalmente destruir aquella astronave, pero ¿y si había alguna reliquia de los tiempos antiguos?, no quería ni pensar en que algún artefacto que pudiera estar a bordo hubiera sido utilizado por algún primarca o incluso el propio Emperador y fuera realmente importante. Pero tampoco tenía tiempo para limpiar de enemigos aquella enorme estructura y explorarla de manera concienzuda en busca de... ¿de qué? ¿de un objeto olvidado miles de años atrás?
No, debía destruir la Pájaro Negro, si en el proceso desaparecía algo valioso no tenía importancia, el Imperio de la Humanidad había sobrevivido miles de años sin "eso". ¡Por Dorn! si ni siquiera era seguro que hubiera algo que salvar, es más, había muestras de herejía y aquella mutación no podía existir. La decisión estaba tomada, la astronave sería destruida.
--Barcaza de Batalla Nudus Pugio, Custodios del Tridente--
- ¿Y dice que su capitán lleva ahí dentro cerca de dos horas estándar?
El delgado oficial de la Guardia Imperial tocó un momento con la yema de los dedos el mamparo de vidrio ultrarreforzado y luego se volvió hacia Contoa. Desde que había subido a bordo no había parado de observar y estudiar todo lo que lo rodeaba. Al Bibliotecario aquello le resultaba en cierto modo gracioso, pues el soldado trataba de disimular su enorme interés por cada pequeño aparato que podía alcanzar su vista sin conseguirlo, mientras infería en sus movimientos un exagerado porte militar. Afortunadamente no parecía darse cuenta de que había arrancado varias sonrisas de algunos de los pilotos de la barcaza. Pero su acompañante, un sargento de tez oscura y fuerte constitución, sí echaba ojeadas asesinas a cualquiera que tratara de mantener su mirada.
- Así es, teniente Lenden. Como le he explicado anteriormente no podemos comunicarnos con él, la "Pajaro Negro" parece tener algún tipo de campo estático que actúa contra las ondas de comunicación.
- Perdone pero, ¿Pájaro Negro? - Lenden cruzó los brazos sobre el pecho y luego levantó la mano izquierda para acariciarse la fina perilla que le crecía bajo el labio inferior.
- Es el nombre que le hemos asignado a la nave Preherejía.
- Interesante... ¿Sabe?, no soy más que un simple oficial de los Fusileros Dolnudacitas, y nosotros tenemos fama de ser algo brutos y analfabetos. - a su lado el sargento carraspeo - ¿Es o no es cierto sargento Helldan?, no importa, lo somos y punto. Sin embargo, Bibliotecario Contoa, incluso yo sé que esa nave de ahí es importante. Antes de... antes de que las naves del Caos nos atacaran ya habíamos recibido órdenes de no estropear ninguna de las otras, las... naves Preherejía, y le aseguro que había un interés muy marcado por ello, yo diría incluso que las órdenes venían de demasiado arriba, ¿me entiende?
- Sí, entiendo la importancia de investigar conocimientos de los tiempos antiguos.
- Pero su Capitán ha bajado ahí abajo - dio varios golpecitos con un dedo en la mampara señalando la Pájaro Negro - cargado de explosivos.
- Así es. Le aseguro que a mí tampoco me agrada eso.
- No, no, si a mí ni me va ni me viene. Soy un simple teniente, ya sabe. Pero a mi el tema me huele mal, si los de arriba quieren que esas naves no sufran daños es que tienen algo planeado y... bueno digamos que no estoy seguro de que haya llegado información alguna a ningún poder más allá del subsector, es más, me atrevería a decir que ni siquiera el Lord Gobernador de Guthor tiene idea de lo que tenemos aquí.
- Lo que podría considerarse traición. A nosotros desde luego sólo nos llegó una petición de ayuda algo escueta.
- Sí, bueno, usted lo ve así, yo lo veo más bien como una demostración de intereses por parte de... bueno, permítame decir simplemente los poderosos de "por aquí". Lo que quiero decir es que si ese "pájaro" muere ustedes podrían tener algunos problemas.
Contoa miró al oficial dolnudacita serio al principio, pero luego sonrió levemente.
- Teniente entenderá que somos astartes, así que si me dice esto es porque...
- Yo sólo señalo un posible problema. Obviamente son guerreros del Emperador y no tienen mucho que temer, sólo le recomiendo que tengan cuidado con sus aliados.
Tras su enigmática frase el teniente Lenden cambió de conversación y empezó a hablar de otras cosas. Contoa decidió que le había dado ya suficiente en qué pensar sobre aquello y se alegró de tratar temas más triviales. Sólo deseó que la decisión de su capitán fuera la acertada.
El problema era qué hacer a continuación. Aquella aberración genética xenos era un peligro que no debía salir de aquella nave, pero la Pájaro Negro era algo salido de la época de la Gran Cruzada, en cualquier rincón del Imperio de la Humanidad una astronave como esa sería estudiada e incluso reverenciada. El Capitán Asirus era muy consciente de ello, sin embargo, pensaba que ya era demasiado tarde para tratar de recuperar cualquier conocimiento u objeto, la nave estaba infestada de genestealers y aquellos monstruos mutados, pero, sobre todo, parecía haber sido alterada. Agufer le había informado de los relieves limados, obviamente la niebla, el humo, o lo que fuera que emanaba de los seres oscuros corroía poco a poco cada plancha de metal, cada mamparo, etc. Cada rincón de la Pájaro Negro podría haber sufrido aquél desgaste tras los milenios pasados, por lo que cualquier hallazgo probablemente estuviera alterado o modificado.
La decisión, no obstante, no era nada fácil. Tolomu sólo dijo que su capítulo era el encargado de defender el Sistema Dolnúdaca y que no estaba dispuesto a que algo así pudiera quedar libre en él, pero dejó claro que debía ser Asirus el que decidiera. A Ghuno no le gustó aquello, el sargento de los Hacheros parecía poco dispuesto a aceptar cualquier tipo de responsabilidad, y eso que, como había señalado, aquél Sistema era su casa. Agufer era de la opinión de tratar de encontrar una manera de exterminar a los enemigos sin destruir lo que quedara de los valiosos conocimientos del pasado, y el resto de la Nubes de Humo estaba de acuerdo. Los Exterminadores fueron los más concisos, para ellos lo importante era el coste, si para evitar que el mal se extendiera debía destruirse una nave, que así fuera.
Asirus no estaba seguro de qué hacer, por primera vez desde hacía años echaba de menos los consejos de Contoa. El Bibliotecario siempre opinaba sobre este tipo de cosas, y se había convertido en un consejero eficaz, pues aunque muchas veces desechara sus opiniones, era capaz de que en su mente las ideas se aclararan. Y ahora necesitaba aquello para decidir la acción a seguir. Se había traído una gran cantidad de explosivos por si era necesario finalmente destruir aquella astronave, pero ¿y si había alguna reliquia de los tiempos antiguos?, no quería ni pensar en que algún artefacto que pudiera estar a bordo hubiera sido utilizado por algún primarca o incluso el propio Emperador y fuera realmente importante. Pero tampoco tenía tiempo para limpiar de enemigos aquella enorme estructura y explorarla de manera concienzuda en busca de... ¿de qué? ¿de un objeto olvidado miles de años atrás?
No, debía destruir la Pájaro Negro, si en el proceso desaparecía algo valioso no tenía importancia, el Imperio de la Humanidad había sobrevivido miles de años sin "eso". ¡Por Dorn! si ni siquiera era seguro que hubiera algo que salvar, es más, había muestras de herejía y aquella mutación no podía existir. La decisión estaba tomada, la astronave sería destruida.
--Barcaza de Batalla Nudus Pugio, Custodios del Tridente--
- ¿Y dice que su capitán lleva ahí dentro cerca de dos horas estándar?
El delgado oficial de la Guardia Imperial tocó un momento con la yema de los dedos el mamparo de vidrio ultrarreforzado y luego se volvió hacia Contoa. Desde que había subido a bordo no había parado de observar y estudiar todo lo que lo rodeaba. Al Bibliotecario aquello le resultaba en cierto modo gracioso, pues el soldado trataba de disimular su enorme interés por cada pequeño aparato que podía alcanzar su vista sin conseguirlo, mientras infería en sus movimientos un exagerado porte militar. Afortunadamente no parecía darse cuenta de que había arrancado varias sonrisas de algunos de los pilotos de la barcaza. Pero su acompañante, un sargento de tez oscura y fuerte constitución, sí echaba ojeadas asesinas a cualquiera que tratara de mantener su mirada.
- Así es, teniente Lenden. Como le he explicado anteriormente no podemos comunicarnos con él, la "Pajaro Negro" parece tener algún tipo de campo estático que actúa contra las ondas de comunicación.
- Perdone pero, ¿Pájaro Negro? - Lenden cruzó los brazos sobre el pecho y luego levantó la mano izquierda para acariciarse la fina perilla que le crecía bajo el labio inferior.
- Es el nombre que le hemos asignado a la nave Preherejía.
- Interesante... ¿Sabe?, no soy más que un simple oficial de los Fusileros Dolnudacitas, y nosotros tenemos fama de ser algo brutos y analfabetos. - a su lado el sargento carraspeo - ¿Es o no es cierto sargento Helldan?, no importa, lo somos y punto. Sin embargo, Bibliotecario Contoa, incluso yo sé que esa nave de ahí es importante. Antes de... antes de que las naves del Caos nos atacaran ya habíamos recibido órdenes de no estropear ninguna de las otras, las... naves Preherejía, y le aseguro que había un interés muy marcado por ello, yo diría incluso que las órdenes venían de demasiado arriba, ¿me entiende?
- Sí, entiendo la importancia de investigar conocimientos de los tiempos antiguos.
- Pero su Capitán ha bajado ahí abajo - dio varios golpecitos con un dedo en la mampara señalando la Pájaro Negro - cargado de explosivos.
- Así es. Le aseguro que a mí tampoco me agrada eso.
- No, no, si a mí ni me va ni me viene. Soy un simple teniente, ya sabe. Pero a mi el tema me huele mal, si los de arriba quieren que esas naves no sufran daños es que tienen algo planeado y... bueno digamos que no estoy seguro de que haya llegado información alguna a ningún poder más allá del subsector, es más, me atrevería a decir que ni siquiera el Lord Gobernador de Guthor tiene idea de lo que tenemos aquí.
- Lo que podría considerarse traición. A nosotros desde luego sólo nos llegó una petición de ayuda algo escueta.
- Sí, bueno, usted lo ve así, yo lo veo más bien como una demostración de intereses por parte de... bueno, permítame decir simplemente los poderosos de "por aquí". Lo que quiero decir es que si ese "pájaro" muere ustedes podrían tener algunos problemas.
Contoa miró al oficial dolnudacita serio al principio, pero luego sonrió levemente.
- Teniente entenderá que somos astartes, así que si me dice esto es porque...
- Yo sólo señalo un posible problema. Obviamente son guerreros del Emperador y no tienen mucho que temer, sólo le recomiendo que tengan cuidado con sus aliados.
Tras su enigmática frase el teniente Lenden cambió de conversación y empezó a hablar de otras cosas. Contoa decidió que le había dado ya suficiente en qué pensar sobre aquello y se alegró de tratar temas más triviales. Sólo deseó que la decisión de su capitán fuera la acertada.
El teniente me recuerda a Lord Petyr Baelish. Y la perilla ayuda a imaginárselo. XD
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