Cabeza de puente Beta Prima. Acorazado.
Silencio.
Roto solo por el crepitar de la carne de ardiendo y los gemidos de los aliens
moribundos. Los soldados se mantenían firmes en su posición, con las
respiraciones rápidas y entrecortadas fruto de la descarga de adrenalina. Tras
un instante de pausa, esperaron órdenes, otros pasaron a recargar con premura
sus armas.
Khur pudo escuchar como Enoch rompía el silencio con una pequeña maldición, la inevitable batalla que acababan de protagonizar había llenado la sala de cadáveres humeantes. Esperaba algo más del viosioingeniero, pero pronto se dio cuenta de porque este no había salido corriendo a rescatar sus preciadas reliquias. Quitando algunas que se habían llevado la peor parte de los disparos, todas las estanterías estaban de pie, llenas de marcas de disparos, pero apenas se notaban, el material del que estaban hechas era increíblemente duro, más que el acero. Puede que del mismo que las placas exteriores de la nave. La mayoría de las armas estaban intactas, un golpe de suerte.
Khur pudo escuchar como Enoch rompía el silencio con una pequeña maldición, la inevitable batalla que acababan de protagonizar había llenado la sala de cadáveres humeantes. Esperaba algo más del viosioingeniero, pero pronto se dio cuenta de porque este no había salido corriendo a rescatar sus preciadas reliquias. Quitando algunas que se habían llevado la peor parte de los disparos, todas las estanterías estaban de pie, llenas de marcas de disparos, pero apenas se notaban, el material del que estaban hechas era increíblemente duro, más que el acero. Puede que del mismo que las placas exteriores de la nave. La mayoría de las armas estaban intactas, un golpe de suerte.
El
primer contacto había sido positivo, el ataque xeno fue repelido con
contundencia. Habían llegado de forma fulminante hasta su posición, eso no era
bueno, si habían contraatacado tan rápido era porque estaban alerta. La entrada
de los guardias imperiales del sistema podía haberles puesto en marcha, había
que darse prisa. Hizo un gesto a Halls, el comisario se acercó sorteando a los
soldados. Se paró justo delante del coronel, pisando un trozo de lo que debía
ser la cabeza de un genestealer, el crujido húmedo fue asqueroso.
- Comisario. Debemos asegurar la sala y
fortificar la entrada. Asegúrese de que se hace rápido, no creo que esas cosas
se hayan dado por vencidas. Llame a la compañía del Capitán Gotar, que
mantengan esta posición mientras nosotros vamos hacia el puente de mando.
-
Sí, señor. – Giró sobre sus talones y se acercó al primer vocooperador que
encontró.- ¡Avanzad y dispersaos por la sala! Hundirles la bayoneta en la nuca
a todos los aliens que hemos matado, no vaya a ser que os den una sorpresa.
¡Hulja! Manda a varios de tus pelotones que amontonen los cuerpos en una
esquina, en cuanto los muchachos de Gotar entren nos pondremos en marcha.
Justo
después de acabar, Halls pudo ver cómo Enoch se acercaba al oficial de
comunicaciones que acababan de retransmitir sus órdenes, apretó la mano en la
que llevaba el puño de combate, la energía se erizó. El soldado se encaró al
visioingeniero para sostenerle la mirada desde detrás de los cristales de su
máscara de gas, si el irritado tecnosacerdote se dio cuenta no hizo muestras de
ello. Un filamento de acero surgió desde debajo de la manga de uno de sus
brazos, conectándose con la terminal principal de su equipo. Su mecánica voz
sonó tranquila.
-
Que nadie toque nada. ¿Me habéis entendido? Como pille a alguien con una de las
piezas que hay en las estanterías se lo entrego a Warfet para que lo “mejore”…
Enoch
pudo ver como el comisario abría su mano enguantada lentamente. Puede que no le
hubiese gustado que amenazara a los hombres de esa manera, pero hasta Seleuco
habría aprobado una intimidación de ese estilo, por muy disciplinados que
estuvieran los hombres la codicia podía hacer mella en alguno, y alguna de esas
valiosas piezas podía acabar en las manos equivocadas.
La
tropa se adentró en la sala, deteniéndose concienzudamente a asegurarse de que
los xenos estaban muertos. El ruido de succión al sacar los cuchillos de los
cráneos era acompañado de algún espasmo involuntario y del sonido del líquido
cerebral desparramándose por el suelo. Media hora después los savaranos se
concentraron en el centro de la sala, tan solo los pelotones encargados de amontonar
los cuerpos de los enemigos caídos estaban fuera de la formación. Se habían
puesto formando una larga cadena en la que grupos de soldados se pasaban
constantemente partes de genestealer hasta que los últimos lanzaban los
ensangrentados restos a la pila.
La
compañía del capitán Gotar comenzaba a entrar en la sala. Su llegada fue
precedida de uno de sus famosos cánticos de guerra. Su capitán era un hombre
bajo y corpulento, nativo de Catafractaria Tertia, una vida de capataz en una
explotación maderera le había dado unos hombros fuertes que hacían que junto a
su armadura tuviera un aspecto magnífico. Marchaba al frente de su compañía con
el rifle laser al hombro con un paso igual de marcial que el del resto de sus
soldados. Estos, al igual que su pesado capitán, tenían la fama de ser los más vanidosos
de todo el regimiento, sin embargo era sabido por todos que su fanfarronería
competía con su tozudez a la hora de combatir al enemigo. Khur solía destinar
siempre que podía a los reclutas con más carácter junto a Gotar, ya que este se
encargaría de redirigirlos por el buen camino.
Prueba
de esto fue su perfecta disposición a lo largo de los laterales de la sala,
algunos realizaron profusos saludos a los soldados de Mitrídates, otros
alabaron su suerte por haber derramado la primera sangre. Junto a ellos
llegaron varios servidores que rápidamente soldaron unas barricadas
artificiales en la entrada. Gotar pasó junto a las formaciones de Mitrídates
parándose solo para dar ánimos a algún soldado que conocía en especial,
rápidamente se encontró con Khur, Arsacis y Halls, que esperaban al frente de
la compañía a punto de iniciar la marcha. El coronel le recibió.
-
¿Órdenes?
-
Capitán, mantenga esta posición mientras nosotros y la compañía de Mitrídates
tomamos el puente de mando.
-
¡Bien señor! Les daremos bien a esos asquerosos aliens si se asoman por aquí.
-
Correcto. Tenga preparados varios pelotones por si necesitamos refuerzos.
- De
acuerdo, ahora mismo se lo comunico a Sinu para que tenga a los muchachos
preparados. – Mientras decía esto pudo ver cómo Enoch esperaba pacientemente
para comunicarle algo, se giró hacia este juntado los talones exagerando el
saludo marcial todo lo que pudo- No te preocupes Visioingeniero, ninguno de mis
soldados hará nada con los aparatos que habéis encontrado.
Desde
el sistema sonoro que había injertado en la garganta de Enoch llegó un gruñido
de afirmación. Justo después, en el momento en el que Gotar se iba, llegaba
Mitrídates. Al cruzarse ambos capitanes chocaron sus antebrazos en señal de
saludo. Todos estaba en orden, su compañía estaba lista para avanzar. A una voz
de Khur todos los pelotones se pusieron en posición, formando una columna en la
que los distintos grupos de soldados se defendían unos a otros. Se
internaron en la estructura.
Corredores posteriores a la cabeza de
puente Alfa Prima. Crucero.
Volog
avanzaba a grandes zancadas con el rifle laser pegado al pecho, llevaba la
bayoneta calada, a su lado, con un cigarrillo encendido en uno de los laterales
de su boca, Seleuco le seguía el paso sujetando con fuerza su pistola bólter,
mientras con la otra mano sujetaba su espada personal. Era un arma de acero
mate, con bellos grabados a lo largo de su ancha hoja y una punta redondeada,
diseñada con un filo de precisión que no evitaba que de vez en cuando hiciera
las veces de arma de parada.
Entre
ambos iba el capitán Cinnamus que llevaba un auspex con el que dictaba
apresuradamente el camino que tomarían. Sus órdenes eran transmitidas por los
encargados de las comunicaciones de la compañía. El capitán caminaba casi a
trompicones, mirando el auspex constantemente, ya que la información se
actualizaba constantemente. Era lo bueno de trabajar junto al Mechanicus, la
información que estaba utilizando en ese momento acababa de ser recogida y
analizada por los escáneres de la Lanza de Hierro. Eso no evitaba que hubiera
alguna interferencia, por lo que debían pararse un instante hasta que se
recuperara la señal, lo cual era agradecido por la tropa, aunque no se podía
evitar escuchar los bufidos de disgusto del Mayor y de Warfet.
El
teniente primero Parham había recibido la orden de guardar la retaguardia.
Mantenía el paso mientras vigilaba que nadie se retrasara o se saliera de la
formación. De repente todos pararon el ritmo. Al parecer la señal se había
cortado de nuevo, todos pararon aunque se mantuvieron en alerta. Se dirigió
hacia la parte de atrás del pelotón, un par de guardias se había separado un
par de metros y se había internado en un pasillo lateral, cuando llegó a su
altura para preguntarles que pasaba observó como atisbaban hacia el final del
largo corredor apuntando con sus rifles laser. No decían nada, se mantenían en
silencio, cuando vio lo que les llamaba la atención no pudo evitar apuntar
también con su arma.
Genestealer de Ymgarl. |
Iban
directos hacia las salas de motores para interceptar al archienemigo. Hacía más
de dos horas que habían dejado atrás la cabeza de puente, atravesaban
constantemente pasillos muy parecidos a los de cualquier nave del Adeptus
Mechanicus actual, llenos de tomas de energía, pantallas y tubos, pero la
decoración era menos oscura que de costumbre, seguía habiendo calaveras e
inscripciones al Omnissiah por doquier, pero para cualquiera que fuese un poco
más observador que los demás, había detalles que le llamaban la atención.
Cinnamus
se permitía mirar estos pormenores en los pequeños descansos que hacían
mientras el auspex redireccionaba su posición. Numerosos ingenios colgaban
inertes de las pareces junto a pinturas y grabados que mostraban a las antiguas
Legiones de Astartes o al todopoderoso Ejército Imperial ayudando a los
tecnosacerdotes de Marte en sus descubrimientos a lo largo de la galaxia. Liberaban
mundos, recogían tecnologías nuevas y creaban toda clase de maravillas
científicas. Representaban los días felices del Imperio del Hombre, cuando todo
eran avances con los que salvar vidas del yugo xeno o la barbarie; cuando el
miedo a la tecnología era algo controlado, solo lo suficiente para evitar las
desgracias de eras pretéritas.
Seleuco
miraba precavido hacia todos los lados, podía sentir el nerviosismo de Volog
por entrar en combate, pero podía ver como el mayor redireccionaba sus ansias
de lucha hacia acciones positivas, preguntando regularmente a los jefes de
pelotón el estado de la columna.
Salvo
algún avistamiento esporádico de pequeñas partidas de genestealers que se
acercaban más de cuenta, de momento no habían tenido ningún contacto serio con
el enemigo, al parecer, los xenos que plagaban la nave habían tomado la misma
decisión que ellos, se dirigían hacia las tropas del caos. Dudaba mucho que
fuese para interceptarlas e impedir que pusieran en marcha los motores. La
escoria tiránida los estaba ignorando, y eso le preocupaba mucho, si toda una
compañía de guardias imperiales pesados no merecía de su atención, no quería
imaginarse que habían traído las tropas del caos a aquella reliquia.
Corredores del Acorazado.
Enoch acompañaba al coronel a la cabeza de la
columna analizando constantemente los informes estructurales que le llegaban de
la Lanza de Hierro. Iban bien encaminados hacia el puente de mando, tomando
todos los atajos que podían, evitando las salas demasiado grandes. Esto no solo
era para evitar aglomeraciones en las que pudieran ser fácilmente emboscados,
era para evitar que esos bárbaros que le escoltaban causasen destrozos en la
reliquia que estaban reconquistando.
Los
pasillos, eran amplios, del mismo blanco que el resto de la nave. Numerosos
recubrimientos de lo que suponía que eran cables de energía cruzaban el techo y
las pareces, estos hacían de embellecedores para que las tomas energéticas no
desentonasen con la estructura. Pequeñas pantallas sin ningún tipo de teclado
aparecían en suaves salientes de las pareces, algunas luces empotradas
intentaban encenderse cuando pasaban junto a ellas, los restos de lo que
parecían pequeños sirvientes robots descansaban inertes en el suelo. En toda su
larga vida al servicio del Adeptus Mechanicus nunca había visto nada parecido,
la civilización que había construido aquella nave estaba muy avanzada tecnológicamente,
bastante más que el Imperio en los tiempos de la Cruzada. ¿Acaso pertenecía a
alguna civilización que fue erradicada al toparse con una flota expedicionaria?
No
lo creía, el mantenimiento de la simbología natal junto a la imperial decía lo
contrario, lo había visto en el exterior del acorazado y en las armas de la
armería. Los soldados de aquellas gentes habían servido junto a los del
Imperio. Antes de salir del la cabeza de puente había podido ver algunas
armaduras abandonadas en unos de los armarios, eran de tamaño humano, del mismo
color que la nave, formadas por placas segmentadas lisas que se ceñían al
cuerpo del soldado como una segunda piel. El casco que cubría toda la cabeza,
era liso y alargado hacia atrás acabado en punta, con una lente rectangular
estrecha a la altura de los ojos. De nuevo pudo darse cuenta de que la
simbología imperial se había colocado justo después de manufacturarse el
conjunto.
Era
todo tan intrigante. Puede que fuesen conquistados por la fuerza o rescatados
de la dominación alienígena. Debía llegar al puente de mando cuanto antes, allí
encontraría una terminal de la que obtener respuestas. Paró en seco al dar
girar una esquina. Pudo oír como Mitrídates avisaba por radio a toda la
compañía, asegurándose de que sus órdenes llegasen hasta la retaguardia,
encomendada al teniente primero Hulja.
Acababan
de llegar a una pequeña sala que hacía de cruce entre varios pasillos, en ella
se había dado una pequeña batalla. Numerosos cuerpos de genestealers yacían
desparramados por el suelo hechos pedazos, cortados con una precisión casi
quirúrgica. Los cuerpos estaban secos, aunque algunos mantenían algunos restos
de carne que se pudrían lentamente. Hacía bastante tiempo que habían muerto.
Khur contó rápidamente las cabezas, eran
algo más de dos docenas, se amontonaban hacia el centro de la sala, como
si hubieran atacado todos a la vez a un enemigo acorralado.
Arsacis
se acercó al foco en el que habían muerto los atacantes, el suelo estaba
oscurecido, ligeramente quemado, como si hubiesen vertido algún tipo de acido
potente sobre este. Atravesó con la bayoneta de su rifle un resto que había
sobrevivido a la erosión del potente químico. Era una especie de garra,
horriblemente retorcida, se la mostró a todos, Enoch mostró especial interés,
pero antes de que pudiese acercarse, la parte por la que la bayoneta del mayor
la atravesaba se desintegró, cayendo las garras contra el suelo, clavándose
como si se tratara de mantequilla.
-
Valla, pues si que estaban empeñados en acabar con estas cosas.
-
Fuesen lo que fuesen estaban en guerra con los tiránidos, y al parecer tampoco
eran de aquí, quizás se colaron después que los genestealers.
-
Puede que fuese así, pero…
Arsacis
no tuvo tiempo de acabar su frase, pudo ver por el rabillo del ojo como algo se
acercaba a toda velocidad por uno de los pasillos laterales, se giró y abrió
fuego automático desde la cadera, un enemigo cayó destripado al suelo, pero el
que iba detrás de este esquivó los disparos con un largo salto hacia el centro
de la sala. El genestealer fue a aterrizar sobre los soldados que estaban al
lado del visioingeniero, destrozando con sus garras a un soldado que fue
despedazado en el acto. Antes de que pudiera atacar a otro hombre la bestia fue
acribillada por varios rifles laser y una ametralladora pesada.
Genestealer. |
-
¡Atentos joder! –Bramó Khur- ¡Moveos! Debemos llegar al puente de mando.
Dejaron
los restos del soldado en una esquina, apartándolos del camino de los demás y
apretaron el paso. Comenzaron a llegar mensajes de toda la columna confirmando
avistamientos esporádicos de genestealers que atacaban directamente surgiendo
de los pasillos laterales por todo el camino que habían recorrido. Khur
blasfemó en alto y conectó su comunicador personal para que todos pudieran
oírle.
-
¡Avanzad y disparar! No os pongáis nerviosos, cubríos por pelotones y
secciones. ¡Hulja! ¿Cómo van las cosas por tu zona?
-
¡Bien señor! Esos cabrones han matado a un par de hombres del pelotón de Iharo,
pero el resto ha logrado contener las acometidas. Dile a Mitrídades que pienso
matar más cosas de estas que él. – El coronel no pudo evitar sonreír al oír el
desafío del teniente al mayor.
Aligeraron
la marcha, ya no les quedaba mucho por recorrer. Una vez llegaran al puente de
mando se atrincherarían para poder matar a los xenos desde una posición
ventajosa. Los nuevos pasajes que se encontraban estaban repletos de restos de
cuerpos genestealers y de sus misteriosos enemigos. Aún quedaban tiránidos, por
lo que de momento, estos eran su principal preocupación; no podía quitarse de
la cabeza las imágenes de los genestealers cortados en rodajas.
jajaja buenísimo el momento en el que el Visioingeniero pone orden! XD
ResponderEliminarGracias, la verdad es que caer en las manos de Warfet no debe ser muy agradable, eso te lo aseguro yo, jejejejeje.
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