ESPACIO-PUERTO DE COLUBRA
- Capitán Lorius, es hora de ponerse en marcha.
Hacía escasas horas que Lorius Vorgrimler, Capitán de la 4ª
Compañía, había llegado a Cueva Nueva para descansar. Se había quitado su
servoarmadura , ya que había llegado totalmente agotado de un Sistema vecino,
en el cual había tenido que hacer frente a una pequeña insurrección hereje. No
había conseguido descansar mucho, pues al enterarse de que a su Compañía le
habían asignado otra misión, ardía en deseos de partir.
Así que con un gruñido, se puso de nuevo su servoarmadura y
partió hacia la plataforma de despegue, donde se suponía que debían estar
esperándole sus hermanos, y la “Rizo
Negro” la Barcaza de Batalla asignada a la 4ª Compañía.
Durante el camino hacia la plataforma de despegue, se
encontró con uno de sus Sargentos de la Compañía, Dolfeus, que estaba
buscándole por el espacio-puerto.
- Toda la Compañía se encuentra impaciente para partir,
Capitán.
- Como es de esperar, Hermano Dolfeus. La verdad es que yo
también tengo ganas de ponerme manos a la obra, así que dime… ¿Qué hay de los
vehículos y de las escuadras agregadas a nuestra Compañía?
- Todo listo, tanto la escuadra de exterminadores de la 1ª
Compañía como varias escuadras de exploradores.
- ¿Noticias de la 6ª Compañía?
- Aún no se han presentado, Capitán. Por cierto, el Capellán
Nicodemus no tardará en llegar.
- Perfecto. Vayamos hacia la plataforma, y vayámonos
preparando mientras llegan todos los demás. Tengo ganas de subir a la Rizo
Negro otra vez.
RIZO NEGRO
- Capitán Dieter…
- Tranquilo Nicodemus, Lorius no tardará en llegar…A él
siempre le gusta aparecer el último, como si fuese una especie de ritual.
Dieter Haider era el Capitán de la 6ª Compañía, la cual era
la Compañía de Apoyo asignada de la 4ª. Siempre se ponía nervioso a la hora de
actuar, aunque no era la primera vez que su Compañía apoyaba a la de Lorius, y
en verdad estaba encantado de hacerlo.
Nicodemus en cambio, era el Capellán agregado a la 4ª
Compañía. Tampoco era la primera vez que era asignado allí, y la idea de
acompañar a Lorius hacia un lugar desconocido, le desconcertaba.
Lorius y Dolfeus no
tardaron en llegar, y éste último fue a reunirse con el resto de sus hermanos,
mientras Lorius se dirigió directamente hacia Dieter y Nicodemus.
El Capitán de la 6ª Compañía, Dieter, fue el primero en
hablar.
- Hermano Lorius, la Sexta Compañía estará encantada de ser
su Compañía de Apoyo.
- No esperaba menos, Dieter. Aunque sinceramente espero no
necesitar la ayuda en ningún momento de sus hermanos de batalla a menos que sea
estrictamente necesario.
Lorius esbozó una mueca de satisfacción, al tiempo que
añadió:
- Pero por otra parte, seguramente sí necesite tu ayuda para
llevar la Rizo Negro, hermano.
Acto seguido, dirigió una mirada hacia Nicodemus, personaje
ya conocido para él, y al que sin duda respetaba.
- Por lo que parece, no se pierde usted ninguna, Capellán.
- Lo mismo puedo decir de usted, hermano Lorius.
Centrándonos en la cuestión…exactamente, ¿hacia dónde nos dirigimos?
- Nos dirigimos hacia el Sistema Belerin, en la frontera
Imperial. No he recibido mucha información al respecto de lo que debemos hacer
allí, por lo que deberíamos ponernos en marcha, y partir cuanto antes. Él nos
guiará. Por él nacimos, y por él luchamos.
- Así sea hermano.
Los dos Capitanes y el Capellán, subieron a la Rizo Negro,
y, una vez todo preparado, la Barcaza de Batalla se puso en marcha hacia la
órbita de Colubra.
ÓRBITA DE COLUBRA
30 MINUTOS PARA EL
SALTO
Lorius, asumía el cargo de almirante de la flota, compuesta
por la Rizo Negro, y tres Cruceros de Asalto, más varias naves de ataque
rápido. Si la situación lo requería, sería Dieter quien tomase el mando de la
flota, ya que eran los dos únicos con capacidades para hacerlo.
- Esperemos de que con esta flota sea suficiente, Lorius.
- Confío en que así sea, por la gracia del Emperador. ¿Cuánto
queda para dar el salto y partir hacia nuestro destino?
- 30 minutos.
- Ya veo… ¿Han intentado ponerse en contacto con alguien de
allí?
- Siguen intentándolo, pero hasta ahora sin resultados.
- Entonces tendremos que hacerlo una vez allí. Hermano
Dieter, por si acaso ponga todo en orden para estar preparados ante cualquier
adversidad al llegar…No me gustaría echar a perder la Rizo Negro.
- Descuida, Lorius.
Acto seguido, Lorius cogió el intercomunicador de la nave, con
el fin de que toda la Rizo Negro se enterara de sus palabras.
“No conocemos el
miedo, tampoco la cobardía, y menos aún, la traición entre hermanos. Por eso,
hoy, gracias al Líder Cobra, y sobretodo, a la luz del Emperador, lo
demostraremos y lo pondremos en práctica... ¡El Emperador protege! ¡Por él
nacimos…!”
Se pudo oír la respuesta a lo largo del Rizo Negro, el cual
vibró con los centenares de voces.
¡¡¡Y POR ÉL LUCHAMOS!!!
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