miércoles, 4 de septiembre de 2013

La búsqueda de las almas: parte III [Relato]

LA BÚSQEDA DE LAS ALMAS: PARTE 3 


Nadie había acudido a ellos cuando habían abierto la puerta, pero ahora, asomados desde un balcón a la enorme e iluminada sala que se desplegaba a sus pies, a los eldars no les sorprendía. La estancia resonaba con el ruido de cientos de máquinas que trabajaban a destajo, y algo más de 100 hruds correteaban alrededor de ellas entre los estrechos pasillos que dejaban y transportaban cajas de un lugar a otro. Las máquinas, de manufactura hrud, hacían reverberar el suelo y las paredes a raíz del trabajo que realizaban. Pero el grupo ya no se fijaban en eso, sino, horrorizados, en el objetivo de sus experimentos: joyas espirituales. Varias decenas de los recipientes de almas eldars estaban engarzados en generadores en donde se extraía su energía psíquica para hacer funcionar el complejo. Otros se llevaban a otra sala, a donde transportaban también las carcasas de guardianes espectrales que había a la vista. Keler, uno de los dragones llameantes, había intentado lanzarse inmediatamente sobre los hrud, pero Loirar pudo refrenarlo a tiempo. No obstante, también tenía claro que tenían que hacer algo. Esto era un insulto a la memoria eldar como pocos había visto en su larga vida. Los hrud habían sido muchas veces aliados de su raza, pero esto no tenía perdón; por lo que a él respectaba, no eran más que otro tipo de mon-keigh.
Nainral, el exarca vengador implacable, planeó en seguida el ataque: bajarían con los dragones llameantes y aguardarían a la entrada de la sala; entonces, los guardianes les darían fuego de cobertura desde los balcones y causarían una distracción lo suficiente para permitirles avanzar y buscar cobertura. Pese a la insistencia del guerrero, Loirar insistió en acompañar a los guerreros especialistas; tenía que estar cerca si quería protegerlos con sus poderes. Una vez acordado todo, los guerreros y el vidente esperaron hasta que las catapultas shuriken empezaron a tabletear desde diversos balcones sobre los desprevenidos hrud.

-¡Iem dyan Ce!

-¡Iem rilli ash! –respondieron mientras entraban corriendo en la sala.

La estancia seguía estando llena de ruidos, pero de otra naturaleza. Los hrud correteaban de un lado para otro, confundidos por el fuego que les llovía de encima, mientras la mayoría de máquinas seguían funcionando solas. A los eldars no les fue difícil encontrar donde resguardarse antes de que un impreciso fuego de plasma empezara a acosarles. Con sorpresa, Nainral se dio cuenta de que aquellos eran obreros que no se esperaban para nada que nadie pudiera atacarles, no había soldados ni nadie que los organizara. Eso, desde luego, no hacía más que facilitarles las cosas. Los eldars se asomaban de vez en cuando y disparaban precisas ráfagas que hacían caer siempre a más de un hrud. Los saqueadores estaban cada vez más atrincherados en la maquinaria y costaba más acertarles, pero eso no era ningún problema para los dragones llameantes, que literalmente vaporizaban sus escondites y a quien estuviera en ellos. Además, era imposible ocultarse a la vez de ellos y de los guardianes que los acosaban desde las alturas. Poco a poco, los obreros fueron retrocediendo ante los eldars, que todavía no habían sufrido una baja.



-Uel tann angaur. –Nainral desenvainó su espada implacable, un filo de energía que tenía engarzada la joya espiritual de un antiguo guerrero, que chispeaba con furia, deseando freír la mente de aquellos lo suficientemente estúpidos como para dejarse morder por la espada.- Iem am furta suithauel. 
  

POM

El exarca volvió la vista hacia donde había sonado el ruido: una puerta a 15 metros de ellos, que comunicaba con la otra sala a donde los hrud se llevaban los guardianes espectrales, se había abierto, y de ella salía pesadamente una robusta figura. Decir que era una copia de guardia espectral sería desacertado, era más bien un chiste de guardia espectral: más bajo, grueso, sin gracia y con movimientos mucho más lentos; pero eso no quitaba que su robustez, el cañón de plasma que tenía por brazo izquierdo y el enorme guantelete en que terminaba el derecho fueran temibles. Pero lo peor, más aún que el hecho de que estuviera hecho con hueso espectral deformado y torturado por inexpertos, era la piedra espiritual que tenía engarzada en la cabeza. No brillaba con la chispa de un alma eldar, no, su brillo era más oscuro, más apagado, de igual manera que las almas de otras razas brillan menos que las eldars.

-Ce… -murmuró Loirar.-  Ascuratheaeramfurto ammure.

-¡Amkaran acarrecenad! –los vengadores dirigieron su fuego contra la amenaza mientras los dragones llameantes mantenían a raya a los hrud, pero el gólem seguía avanzando impasible ante el fuego. Otras tres figuras seguían a la primera, produciendo ruidos sordos con sus pisadas. Los colosos hrud alzaron sus cañones de plasma y apuntaron a los eldars, que seguían disparando con desesperada furia.


-¡Amashageir!

ZZZZZZZZZZZZZOOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMMMMM



Nainral no podía ver ni oír nada. Tan sólo notaba negrura y un pitido en los oídos. El vengador implacable se palpó el cuerpo: no notaba ninguna herida ni un rasguño en su armadura. Estiró la mano y dio con su espada, mientras el shock pasaba. Temblando, se puso en pie y se quedó sin habla. Lo que hasta entonces les había servido de barricada  había desaparecido. Literalmente. Quedaba apenas la sombra del metal contra el suelo y pegotes fundidos. Excepto en un círculo, todo había ardido; y en aquel círculo se encontraban los guerreros especialistas, sanos y salvos aunque todos en estado de conmoción. Y en ese momento lo vio, Loirar Ahnvar estaba de pie justo enfrente de los gólems. Su túnica revoloteaba con furia por la energía verde que su cuerpo emanaba, sujetaba su báculo con una mano y con la otra apuntaba directamente a las criaturas hrud.

-Amascurathea, mon-keigh.

El coloso descargó su guantelete sobre el vidente, pero el mismo campo que los había salvado antes lo paró. Loirar cayó de rodillas y su energía empezó a temblar.  El gólem volvió a arremeter con su mano blindada y los dedos abiertos; no obstante, algo se interpuso. Nainral gritó por el esfuerzo de parar esa masa con su delgada espada, pero logró hacerla retroceder. Sin embargo, el monstruo, sin dignarse siquiera a mirarle, le golpeó con el cañón de plasma y lo lanzó varios metros por los aires. De nuevo la garra del ser cayó imparable y esta vez se hundió… en una armadura naranja.
Keler miraba al engendro con ojos vidriosos mientras su vida se escurría; la sangre le salía por las cinco heridas que tenía en el pecho. El hrud lanzó una mirada sin alma al eldar y se lo sacudió de su mano. El dragón llameante cayó al suelo; Nainral le leyó los labios mientras éste alzaba su rifle de fusión, tembloroso.

- Iam dyan Ce…

El gólem se dilató un instante y estalló en pedazos diminutos, que llovieron sobre los eldars. Pero a Nainral no le importó, volvía a sentir la ira de Khaine recorriendo sus venas; el ansia de batalla, de venganza y de muerte que lo había hecho perderse hace tanto en la senda del guerrero volvía a tomar control de su existencia. El exarca alzó su espada y se lanzó con un grito sobre el segundo de los colosos, que ya volvían a avanzar.

-¡¡¡Iem rilli ash!!!

El vengador implacable esquivó el golpe que le lanzaron y clavó profundamente la espada implacable en el cuerpo de su enemigo, atravesando la gruesa armadura de la criatura. El eldar empujó hasta la empuñadora y se pegó al monstruo para que no pudiera golpearle con sus gordos brazos. Un metro encima de él, la piedra espiritual contaminada brillaba, oscura, pero resistiendo el envite de la descarga psíquica de la espada. Nainral se dispuso a desenfundar su pistola shuriken, pero, con un chasquido, el hrud giró su torso 360 grados, golpeando al eldar y tirándolo al suelo. El vengador implacable consiguió ahora sí desenfundar  su pistola shuriken y disparar a la joya espiritual. Ésta empezó a agrietarse, pero seguía sin ceder. Las piernas de Nainral no respondían, y el puño del hrud se alzaba ominoso sobre él. Tal vez si conseguía lanzarse sobre su espada clavada antes de que el puño descendiese…
Pero la espada ya no estaba allí. De hecho, medio torso del gólem había desaparecido. La criatura cayó de rodillas y entonces su cabeza desapareció con un ruido de succión en una fracción de segundo. “Armas disformes”, pensó. Nainral miró hacia atrás y vio una figura tan alta como la creación hrud ante él: un guardián espectral. La estatua de hueso espectral se inclinó elegantemente y le tendió una mano. En la otra portaba un cañón espectral.



-Amabaharr, dann. Imure ambennan. –le dijo con voz profunda.

Tras levantarlo, el autómata siguió adelante disparando, seguido de cinco guardianes espectrales más. Los obreros hrud huían en masa por unas puertas mientras la última de sus creaciones caía abatida y los guerreros eldar los perseguían sin descanso. El exarca miró de nuevo hacia atrás y vio a Afrayel, el guardián de almas, apoyado con sus dos manos en su espada bruja.

-Kel dras aiam, iam surta eramfurto ual furto aillestera dinn.




TRADUCCIONES

-¡Iem dyan Ce!: "¡Defendemos a la Diosa!"

-¡Iem rilli ash!: "¡Limpiamos la tierra!"

-Uel tann angaur. Iem am furta suithauel.: "Su moral está cayendo. Es hora de cargar."

-Ce… Ascuratheaeramfurto ammure.: "Dioses... esa abominación debe ser destruida."

-¡Amkaran acarrecenad!: "¡Apuntad a las joyas espirituales!"

-¡Amashageir!: "¡Al suelo!"

-Amascurathea, mon-keigh.: "Aléjate, mon-keigh."

- Iam dyan Ce… "Defiendo a la Diosa..."

-Amabaharr, dann. Imure ambennan.: "Levanta, guerrero. Hay muerte que repartir."

-Kel dras aiam, iam surta eramfurto ual furto aillestera dinn .: "No sé por qué, pero tenía el presentimiento de que necesitabais ayuda."

2 comentarios:

  1. Buen relato.

    No se si me equivoco, pero, aparte de la mención anterior, juraría que es el primer relato que leo en el que aparecen los Hrud.

    Les ha estado bien el castigo recibido, jeje.

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    Respuestas
    1. Yo, desde luego, nunca he leído un relato en el que aparezcan. :)

      Todo castigo es poco cuando se ultrajan las almas de los caídos y el orgullo de los eldar. :P
      No obstante, esto no ha acabado todavía... jejejeje

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