miércoles, 15 de mayo de 2013

Custodios del Tridente III: Cara a cara con la oscuridad 02 [Relato]

CARA A CARA CON LA OSCURIDAD 02

Avanzaron rápidamente tratando de seguir el sonido de los pasos de sus hermanos, pero en un momento dado dejaron de oirlos. La escuadra se detuvo a escuchar. Silencio. Los corredores se habían ido haciendo más oscuros cada vez, y Ghuno estaba ya convencido de que era algo innatural. El caso es que no sólo no oían nada sino que ya apenas veían nada. Según su dispositivo habían pasado más de dos horas estándar desde que habían abordado la nave, lo que le sorprendió. Miró a sus hermanos, Agufer tenía una expresión preocupada.

De repente, una ráfaga de bólter los sobresaltó. Se miraron y cada uno dijo que había oído los disparos en una dirección diferente, aunque en esta ocasión ninguno se movió, esperando las órdenes de su sargento. No fue necesario, como de la nada empezaron a atacarlos. Estaban en un pasillo relativamente estrecho, donde cabrían al menos tres hermanos hombro con hombro, sin embargo no sólo los atacaron por ambos lados del corredor, sino también desde el techo, el suelo y las paredes. Ghuno se encontró de pronto mirando una cara monstruosa a través de una trampilla que se había abierto a sus pies. Se quedó un momento paralizado, sorprendido por la aparición, tan sólo gracias a sus sentidos aumentados y su intenso entrenamiento pudo desviar un veloz ataque hacia su estómago. Descargó unos cuantos disparos a la cabeza de aquella cosa y una explosión de una sustancia viscosa y amarillenta salpicó el cañón ardiente de su bólter.

Casi al instante un golpe en el hombro lo empujó un par de pasos, pero no cayó. Levantó el bólter para enfrentarse a la nueva amenaza, pero otro golpe desvió el arma a la derecha justo cuando su dedo apretaba el gatillo. La ráfaga se perdió en la pared y el genestealer se le echó encima con un par de rápidos pasos. No lo pensó y avanzó hacia el xenos, con lo que ambos quedaron muy cerca el uno del otro, notó como uno de los pectorales de la servoarmadura era casi atravesado por un arañazo de través. Le lanzó un puñetazo con la mano izquierda, que tenía libre tras el golpe que había desviado su bólter, e impactó contra el cuello del monstruo y le hizo desequilibrarse. Momento que Ghuno aprovechó para, ahora sí, meterle unos cuantos tiros en el pecho a su enemigo.

Miró en derredor buscando un nuevo oponente, pero las sombras seguían siendo densas y apenas podía ver unos cuantos de sus hermanos luchando con otros tantos xenos. De vez en cuando una serie de disparos marcaban con su luz otro punto donde debía haber un Tridente combatiendo. Apuntó a un genestealer que se estaba acercando velozmente a él, pero a la vez percibió, por el rabilllo del ojo, como parecía moverse uno de los paneles de la pared que tenía al lado. Gruñó y forzó sus músculos al máximo, mientras vaciaba lo que quedaba de su cargador en el monstruo que se aproximaba se movió hacia el panel y lanzó una tremenda patada que atravesó cable y metal hundiendo una escotilla que estaba disimulada en la pared. Se topó con algo de resistencia, pero forzó aún más el ataque imprimiendo todo su peso. Comenzó a escuchar un ruido de succión, lo que le arrancó una sonrisa, había un genestealer agonizando, estaba seguro, más aún cuando la escotilla cedió a su peso tras un fuerte chasquido. Un líquido espeso comenzó a filtrarse por cada hueco o grieta. El xenos estaba muerto, espachurrado. Soltó un fuerte JA, bajó la pierna y se apresuró a recargar el arma. La necesitaría.

               *              *               *

--Barcaza de Batalla Nudus Pugio, Custodios del Tridente--

Un nuevo impacto se hizo notar a lo largo del Puente de Mando. Los escudos aguantaron una vez más. El Capitán Asirus estaba tenso, aunque no cambiaría un buen combate cara a cara por una batalla entre naves, debía reconocer que las cosas se habían vuelto bastante intensas. Un par de naves grandes del Caos estaban esforzándose a fondo por dejar tocada la Nudus Pugio. Finalmente se alegraba de que la Quinta hubiera permanecido ociosa los tres meses en que la Barcaza había sido revisada y reparada de los habituales pero molestos problemas que de vez en cuando aparecían en una nave como aquella. Ojalá todo estuviera tan bien como aquella vetusta aeronave. No habían recibido informes de la escuadra Nubes de Humo desde hacía horas, era posible que los fallos en las comunicaciones y las transmisiones desordenadas que poblaban aquél Sistema interfirieran con los mensajes enviados desde el Pájaro Negro, pero no era seguro. Al principio había dispuesto que una nave rápida sobrevolara la zona de abordaje en un intento por recibir alguna comunicación de parte de Agufer y los suyos, pero el intenso fuego cruzado le había hecho ordenar que aquella nave se retirase.

Ahora empezaba a estar preocupado. La Nubes de Humo era una escuadra capaz. Había realizado misiones de todo tipo, siempre peligrosas, y había demostrado que eran buenos guerreros. Agufer además era un sargento que bien podría ya servir en la Primera, un veterano que solía tomar las decisiones acertadas en el momento preciso. No, quizás no debería preocuparse, sin embargo si eran genestealers los que se encontraban en el interior de aquella nave Preherejía era seguro  que la escuadra lo pasaría mal. El problema estaba en si ya habían entrado en contacto con éstos o no, aquella nave era demasiado grande para una única escuadra, por eso les había dado unas veinte horas estándar para inspeccionar todo lo que pudieran. Pero también había ordenado que se pusieran en contacto con la Nudus Pugio cada hora, y eso no había sucedido aún ni una sola vez.

Se acercó al sistema de comunicaciones.

- ¿Alguna trasnmisión desde el Pájaro Negro?

- No, Capitán, aún nada.

- Siga a la escucha.

Otro impacto en la Barcaza reverberó por la estructura. Asirus volvió a centrarse en la batalla espacial que se desarrollaba a través de la mampara de vidrio ultrarreforzado.


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