CARA A CARA CON LA OSCURIDAD 04
Aquel descubrimiento suponía un problema mayor que el estar perdidos en el interior de una aeronave de los tiempos antiguos rodeados de genestealers. La posibilidad de que los tiránidos hubieran podido mutar con lo que estuviera contenido criogenéticamente en aquellos cubos significaba que en la nave podía haber otras "cosas" sueltas y, lo más importante, podía significar que se encontraran ante una herejía de los tiempos en los que el Emperador aún andaba libremente entre los suyos. ¿Para qué iba a transportarse tal volumen de muestras genéticas en una nave militar?
Era preciso encontrar la manera de transmitir a la Nudus Pugio el hallazgo. El haber encontrado genestealers en la aeronave acababa de quedar en un lugar secundario. Agufer ordenó marcar aquel lugar de alguna manera, pero los dispositivos seguían dando problemas, así que la única solución viable era memorizar el camino desde aquel almacén hasta donde llegasen avanzando, esperaban que a algún puesto de transmisión, o bien al propio puesto de mando del Pájaro Negro. Parecía lo más lógico, no iban a conseguir nada si seguían en aquel sector de la astronave, debían ascender hasta el nivel más elevado. Así que el primer objetivo era encontrar las escaleras. Habían pasado al lado de unas cuantas a lo largo de su periplo por corredores y salas, pero el sargento desestimó el volver atrás. El que en aquella zona la oscuridad ya no estuviera presente parecía, de algún modo, alejar a los genestealers, y era preciso no demorarse en demasiados combates.
Durante una hora estándar no encontraron ningún enemigo más, habían subido dos niveles y llegado a lo que parecían dependencias de oficiales o quizás de gente más importante. Había varios comunicadores pero ninguno operativo, sin embargo tropezaron con los restos de varios genestealers abatidos. Parecían haber luchado entre ellos, las heridas eran lacerantes, indudablemente provenientes de las afiladas garras que formaban parte de su anatomía, sin embargo era demasiado extremo, había miembros amputados por todas partes, en una muestra de un frenesí asesino exacerbado que extrañamente no parecía propio de su forma de actuar. Parecía un contrasentido, Ghuno lo sabía, o al menos según la experiencia que había reunido de estos xenos en el tiempo que llevaban en la aeronave era la de ataques muy concretos, calculados, utilizados para matar o dañar con eficacia, enmascarado todo ello en esa apariencia monstruosa. Por ejemplo, ¿por qué todos aquellos cuerpos desmembrados aparecían incluso machacados? dudaba que los ataques fueran por alimentarse, no parecía faltar nada, tan sólo... volvió a agacharse y cogió entre las manos una de las cabezas genestealer. La parte superior estaba cortada limpiamente, de sus bordes sobresalían un par de finos hilillos de mucosidad, y en su interior no había nada. Dedujo que el posible cerebro había sido extraído, pero aquella cavidad estaba completamente limpia, apenas había alguna muestra de restos viscosos, parecía una labor demasiado minuciosa para el destrozado estado del resto del cuerpo.
- ¡Por el mango del Tridente! ¿Qué es eso? - parecía la voz de Sadus, estaba de guardia en el exterior de aquel cubículo. - ¡Sargento!
Los Custodios del Tridente asignados a explorar los cubículos salieron al corredor. Todos pudieron ver lo que señalaba Sadus. A unos diez pasos un ser los observaba. Su aspecto recordaba vagamente a un tiránido, pero su cuerpo parecía gelatinoso, no se veían rastros de ningún tipo de exoesqueleto y parecía estar rodeado de un extraño vaho oscuro. La piel, viscosa, parecía negra, aunque Ghuno rápidamente desechó la idea, más bien parecía que la piel era como una membrana transparente, lo que había debajo, fuera lo que fuera, era negro.
El ser se movió hacia el grupo. Conforme avanzaba desplegó un par de miembros largos pero angulosos, cada vez que rozaba con ellos las paredes del corredor dejaba un rastro de niebla o de humo negro. Oscuridad. Ghuno reconoció que aquello le pilló por sorpresa, ya sabía que la oscuridad que habían visto buena parte del camino era innatural pero no esperaba aquello. El monstruo gelatinoso imprimió de repente gran velocidad a su movimiento. En un instante se colocó frente a ellos.
Aquel descubrimiento suponía un problema mayor que el estar perdidos en el interior de una aeronave de los tiempos antiguos rodeados de genestealers. La posibilidad de que los tiránidos hubieran podido mutar con lo que estuviera contenido criogenéticamente en aquellos cubos significaba que en la nave podía haber otras "cosas" sueltas y, lo más importante, podía significar que se encontraran ante una herejía de los tiempos en los que el Emperador aún andaba libremente entre los suyos. ¿Para qué iba a transportarse tal volumen de muestras genéticas en una nave militar?
Era preciso encontrar la manera de transmitir a la Nudus Pugio el hallazgo. El haber encontrado genestealers en la aeronave acababa de quedar en un lugar secundario. Agufer ordenó marcar aquel lugar de alguna manera, pero los dispositivos seguían dando problemas, así que la única solución viable era memorizar el camino desde aquel almacén hasta donde llegasen avanzando, esperaban que a algún puesto de transmisión, o bien al propio puesto de mando del Pájaro Negro. Parecía lo más lógico, no iban a conseguir nada si seguían en aquel sector de la astronave, debían ascender hasta el nivel más elevado. Así que el primer objetivo era encontrar las escaleras. Habían pasado al lado de unas cuantas a lo largo de su periplo por corredores y salas, pero el sargento desestimó el volver atrás. El que en aquella zona la oscuridad ya no estuviera presente parecía, de algún modo, alejar a los genestealers, y era preciso no demorarse en demasiados combates.
Durante una hora estándar no encontraron ningún enemigo más, habían subido dos niveles y llegado a lo que parecían dependencias de oficiales o quizás de gente más importante. Había varios comunicadores pero ninguno operativo, sin embargo tropezaron con los restos de varios genestealers abatidos. Parecían haber luchado entre ellos, las heridas eran lacerantes, indudablemente provenientes de las afiladas garras que formaban parte de su anatomía, sin embargo era demasiado extremo, había miembros amputados por todas partes, en una muestra de un frenesí asesino exacerbado que extrañamente no parecía propio de su forma de actuar. Parecía un contrasentido, Ghuno lo sabía, o al menos según la experiencia que había reunido de estos xenos en el tiempo que llevaban en la aeronave era la de ataques muy concretos, calculados, utilizados para matar o dañar con eficacia, enmascarado todo ello en esa apariencia monstruosa. Por ejemplo, ¿por qué todos aquellos cuerpos desmembrados aparecían incluso machacados? dudaba que los ataques fueran por alimentarse, no parecía faltar nada, tan sólo... volvió a agacharse y cogió entre las manos una de las cabezas genestealer. La parte superior estaba cortada limpiamente, de sus bordes sobresalían un par de finos hilillos de mucosidad, y en su interior no había nada. Dedujo que el posible cerebro había sido extraído, pero aquella cavidad estaba completamente limpia, apenas había alguna muestra de restos viscosos, parecía una labor demasiado minuciosa para el destrozado estado del resto del cuerpo.
- ¡Por el mango del Tridente! ¿Qué es eso? - parecía la voz de Sadus, estaba de guardia en el exterior de aquel cubículo. - ¡Sargento!
Los Custodios del Tridente asignados a explorar los cubículos salieron al corredor. Todos pudieron ver lo que señalaba Sadus. A unos diez pasos un ser los observaba. Su aspecto recordaba vagamente a un tiránido, pero su cuerpo parecía gelatinoso, no se veían rastros de ningún tipo de exoesqueleto y parecía estar rodeado de un extraño vaho oscuro. La piel, viscosa, parecía negra, aunque Ghuno rápidamente desechó la idea, más bien parecía que la piel era como una membrana transparente, lo que había debajo, fuera lo que fuera, era negro.
El ser se movió hacia el grupo. Conforme avanzaba desplegó un par de miembros largos pero angulosos, cada vez que rozaba con ellos las paredes del corredor dejaba un rastro de niebla o de humo negro. Oscuridad. Ghuno reconoció que aquello le pilló por sorpresa, ya sabía que la oscuridad que habían visto buena parte del camino era innatural pero no esperaba aquello. El monstruo gelatinoso imprimió de repente gran velocidad a su movimiento. En un instante se colocó frente a ellos.
Sadus lanzó un ataque con el tubo de plastiacero que sostenía como arma. Logró rozar la epidermis negruzca de aquello pero pareció lento, el ser atacó con sus miembros, parecidos a látigos, realizando una serie de golpes cruzados que Ghuno apenas podía seguir con su vista aumentada. Como uno sólo la escuadra salió de su sorpresa y contraatacó. El monstruo fintó, dejando a Sadus con multitud de marcas en su servoarmadura, en algunos puntos salían regueros de sangre. Pero el guerrero no estaba muerto, más bien parecía furioso. Agufer consiguió cercenar un pedazo de una de las extremidades de aquella abominación, pero ésta ni se inmutó, lanzó un ataque al sargento que trastabilló y cayó al suelo, luego, con un veloz giro, cortó limpiamente el brazo de Frehid. Ghuno le lanzó un tajo con su espada corta abriéndole una herida en el pecho. Tampoco aquello detuvo el ataque del monstruo, que empujó a su nuevo atacante y lanzó velozmente adelante una de sus extremidades, que penetró por el visor de Feregar saliendo por su nuca. Con un grito de odio Jefuro chocó contra la mutación y lo aplastó contra la pared, Ghuno también se lanzó sobre ella, pero vio como ésta se escurría por debajo de su hermano y le lanzó un nuevo tajo con la espada, la hoja fue atrapada en el aire por un miembro viscoso y pareció humear, con la mano libre Ghuno descargó un puñetazo en lo que creyó la sien de aquella cosa y ésta se tambaleó soltando la hoja que aprisionaba, luego algo, un objeto alargado que pasó a bastante velocidad al lado de Ghuno, la golpeó en el estómago lanzándola de nuevo a la pared.
La abominación quedó clavada, con los miembros colgando. De su estómago sobresalía un tubo de plastiacero. La espada sierra de Agufer se abatió sobre el cuello viscoso y la cabeza de aquello cayó, luego le tocó el turno a los miembros y al cuerpo. El combate había acabado.
Ghuno miró su espada, en la hoja había una marca alargada apenas visible, como uno de esos adornos que se hacen por medio de sustancias químicas. Luego miró a los suyos. Agufer seguía troceando al atacante con determinación. Jefuro se arrodillaba sobre el cuerpo de Feregar, que aparecía inmóvil, con un charco de sangre formándose bajo su cabeza. A su derecha Sadus, con la armadura enrojecida por los múltiples cortes sufridos, apoyaba su mano en el hombro de Frehid, que miraba con curiosidad su brazo cercenado en el suelo.
(la imagen es una alteración de una imagen obtenida de desmotivaciones.es)
Muy bueno, como siempre. Me pregunto qué es esa... cosa (me ha recordado al "bicho" de La bombilla).
ResponderEliminarcoincido, además me gusta el aire que va cogiendo la trama con esos misteriosos contenedores criogénicos! a saber que puede ir ahí dentro!
ResponderEliminarGracias a ambos, la verdad es que necesitaba un giro, sabía qué quería que apareciera pero ya habréis visto en las otras partes que se me estaba haciendo eterno la puñetera inspección de la aeronave, así que nada, he metido ya la "cosa" a la que quería llegar.
ResponderEliminarTengo en mente dos posibles finales, pero mientras me decido aún queda uno o dos relatos más, que esta mañana se me ha ocurrido una cosilla que en principio iba a ser de una manera pero creo que queda mejor de otra.
Esto que relato es una de las posibilidades que podían darse en una de las naves, quiero decir que no os lo toméis como algo que pase en todas, de hecho en cada una puede pasar algo distinto.
Mambok1ng tuve que dejar de leer tus relatos hacia el tercero, ¿por qué? porque temía dejarme influir, jeje, así que cuando acabe estos relatos de "Cara a cara" le pego un repaso a los tuyos.
jajaja bueno es inevitable, tengo ganas de ver avanzar vuestros relatos pero al mismo tiempo no quiero influenciarme! XD
EliminarDe hecho mi segundo relato se me ocurrió a mitad del primero, viendo el juego que algunos le estabais dando ya a los ejércitos del trasfondo XD
En cuanto a las naves, la verdad es que no estoy dándole demasiadas vueltas a su procedencia, intenciones y demás precisamente para no ir luego en contra del trasfondo principal, pero bueno, así también se pueden explorar tramas secundarias que para eso está la primera fase supongo! Para desarrollar esos temas me esperaré a lo que nos vaya contando Malaltar XD
saludos
Jeje, a Malatar lo tengo a la espera, creo que lo mejor es saber qué estáis haciendo por el Sistema Belerin para jugar un poco con eso, pero como digo me esperaré a acabar al menos mi primer grupo de relatos antes de leer los vuestros.
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