El portal disforme de los Conquistadores de Mundos quedaba ya en un breve brillo que se apagaba progresivamente. La flota comenzó a girar al unísono, desactivando los reactores de estribor y ladeando
para ofrecer el mejor ángulo de tiro a los poderosos cañones.
La compuerta del compartimento
principal del puente se abrió con un sonido hidráulico para dar paso al capitán
de la 4ª Compañía.
_ Krago, informa, ¿dónde estamos?_
el recién ascendido capitán Groa, entró en el puente de mando con las calaveras
anilladas a su tabardo metálico repiqueteando a cada firme paso.
_ Es tan difícil de escupir que
prefiero que lo leas tú mismo_ contestó secamente.
Al detenerse a observar por la
holopantalla principal, Groa pudo ubicarse en torno a informes oficiales de los
planetas del sistema… Sagkeion Lambda…
Su joven rostro libre de marcas de guerra, a pesar de su más de medio
siglo, se hacía notorio entre los integrantes del capítulo, ya que no es lo que
cabria esperar en la apariencia de un capitán de los Conquistadores de Mundos, y es evidente que era esa peculiaridad la que le había acuñado el apodo de “el Intocable”..
_ Parece que hemos topado con
unos intrusos en nuestro patio_ comentó levemente mientras ambos capitanes
admiraban las imágenes de las baterías en carga.
_ Escudos a media potencia. Los
disparos tendrán esa energía extra, estamos a una distancia considerable.
Posiblemente ni nos hayan detectado, y aunque lo hubieran hecho, no estamos entre
sus principales preocupaciones._ aconsejó Groa al comandante.
_ ¿Eso cómo lo sabes?_ añadió
taciturno Krago.
_ Si me estuviera equivocando, no
estaríamos discutiendo necedades_ sentenció rápidamente Groa.
Krago se limitó a emitir un
gruñido de resignación. Reconocía una estrategia mejor cuando se la ofrecían,
pues el orgullo no era un sentimiento arraigado en él en cuanto a la estrategia se trata, lo cual lo hacía bastante popular entre el capítulo, pues reconocía su falta de sabiduría. Groa había sabido
hacerse valorar entre la flota, por lo que fue el mismo Krago quién le pidió
que la 4ª acompañara a la 6ª Compañía. Si sus puños fueran tan rápidos como sus palabras, quizás hasta debiera ser él quien
estuviera sentado en el Mando de la Sometedora.
_ ¿Traidores en su conjunto?_ quiso saber el recién llegado.
_Parece una maldita convención.
_ A la que nos han invitado en
muy buena hora. Una suerte que nos hayamos reunido con Trémulo y Nakor tras
recoger a los neófitos de Quimera II. Poseemos buena fuerza intimidatoria.
Pero por
suerte no disuasiva… pensó Krago. Ya eran suficientes planetas enteros los
que había visto rendir armas tras la sola llegada de la Sometedora a la órbita… Una actuación tan cobarde inspiraba en
su ego una repulsión total, es por ello que varias veces había ignorado tales
rendiciones repentinas. Esos recuerdos acudían a la mente de Krago en raras
ocasiones, pero siempre conseguían arrancarle una sonrisa burlona.
_ ¿Se trata de alguna legión
específica? Parece que persiguen a esa flota muerta con mucho ahínco._ preguntó
Groa con un hilo de esperanza en la inmediata respuesta.
_ No se ha especificado aún.
Deben de querer saquear y rapiñar esas antiguas naves. Podrían estar
tripuladas, siguen un rumbo fijo.
_ Lo dudo_ intervino Groa_ Sus
núcleos energéticos podrían estar dañados, quizás por eso no pudieran disparar
ni mantener sus escudos, pero si no se reconoce señal telepática alguna quiere
decir que no disponen de navegantes.
Mientras los capitanes de la 4ª y
la 6ª debatían la estrategia, en tres interminables minutos, la flota quedó
completamente escorada, y sus baterías de babor comenzaron a esputar láser
tomando a un Crucero Desolador y dos fragatas como objetivo.
Los potentes cañones recalentaban
el armazón de las naves poco a poco, pero lanzaban disparos potentes y no muy
numerosos, aunque con andanadas disciplinadas. Los escudos de las naves
traidoras vibraban y se mostraban visibles, esforzándose por absorber la salva
energética como burbujas amenazadas de
ser atravesadas por agujas.
Los objetivos se vieron pronto
envueltos en un fuego cruzado entre los regimientos y la Sometedora. Interrumpiendo la escena, una voz sin alma se hizo
notar.
_Mi señor, recibimos una línea
comunicativa estable_ señaló uno de los inmutables servidores.
_Ponme en contacto con ella_ ordenó Krago.
_ Al habla el comandante Frago Bugher, al mando de la Honra del
Emperador, y de la ilustre flota de los Dragones Dorados de Kulko, exijo
conocer al comandante de vuestra flota, así como sus intenciones en cuanto a
este conflicto.
_De haber sabido la retahíla que
iba a recibir impunemente, habría ordenado cambiar de frecuencia de búsqueda_ comentó
jocosamente Groa, ante la visible ofensa que se dibujaba en el rostro del
disciplinado comandante Frago Bugher.
_ Aquí Krago, de los astartes Conquistadores
de Mundos_ contestó sin hacer caso aparentemente a la broma de su segundo.
_¿…Grado?_ dijo el comandante Bugher
tras una pausa, quizás, dando por hecho una contestación más honrosa.
La pregunta hizo acomodarse a Krago en el
asiento de cuero para encorvar hacia la pantalla su rostro acompañado de su interminable
cicatriz.
_ El mayor que va a encontrar
aquí…
Tras un nuevo silencio, Groa
sintió que Krago lo había domesticado con un simple gesto.
_Venimos en respuesta a una
petición astropática de este sistema, Lambda.
_ Agradecemos vuestro apoyo a
distancia, pero los Dragones Dorados de Sagkeion Lambda no han enviado tal
aviso, nuestra flota es fuerte y está bien posicionada. Kulko prevalecerá.
_ Pero por lo que veo no se han
atrevido a atacar aun…_ espetó Krago sin esconder un mínimo de desprecio.
La nueva ofensa había dejado
desarmado al comandante del regimiento entrado en años, pero evidentemente falto de
experiencia.
_ Nu… Nuestra flota no
intervendrá en los problemas vecinos, defendemos al planeta Kulko y a todos sus
habitantes libres de los que osen acercarse a nuestra jurisdicción. Y estamos
cumpliendo nuestro cometido.
_ No gracias a vuestros cañones
láser_ añadió Groa, que gozaba como espectador de la comunicación.
Krago volvió a gruñir, aunque nadie
supo si para corroborar a Groa, o meditar sobre su siguiente frase. La regia
compostura inicial del comandante Bugher se veía desconcertada ahora.
_ So…licitamos apoyo del adeptus
astartes para miniminzar todo lo posible esta situación.
_Krago, mira esto_ interrumpió Groa descaradamente
mientras señalaba el monitor secundario.
En ese momento, el radar
percibía una nave de tamaño colosal, doblaba de lejos en tamaño a la propia
Sometedora, y era transmitida a una pantalla holográfica para mostrar de forma
tridimensional quizás unos quince kilómetros de slora repletos de cañones cual
erizo.
_ Yo diría que es un acorazado.
De los mayores que pudieran existir en este sector, si mis recuerdos
implantados no me fallan, posiblemente de la clase Emperador, hace milenios que no se fabrican esas maravillas. Y
parece que uno de nuestros amigos va tras él._ la formidable mole avanzaba por
el vacío espacial como una gran ave muerta flota en la corriente.
En ese momento el objetivo de la
Cráneo Roto viraba y ganaba velocidad, ignorando los disparos, en dirección a
la grandiosa nave de batalla. Krago volvió a la comunicación con el jefe de los Dragones sin demasiada prisa.
_ Necesito que mantengáis a esos
dos Desoladores ocupados, os quitaré
de encima a uno de ellos y designaré a mis cruceros de asalto Cráneo Roto y a Calavera Negra que os respalden.
_ Eso sería lo más sabio, señor Krago. Os aseguró
que os sentiréis afortunados de combatir
junto a nuestras pode…
_ Cierro canal._ finalizó Krago.
Groa no soltó una sola palabra
tras la sentencia.
_ Comunica el plan a Nakor y Trémulo,
diles que atraigan todas las naves que puedan hacia el planeta Kulko.
Si no
quieren participar en la guerra, nosotros se la traeremos… Se dijo para sí
mismo el comandante de los Conquistadores.
Tras el aviso, todas las
compañías se dedicaban a estar preparadas de inmediato ante cualquier orden de
sus correspondientes capitanes, aunque ya se respiraba un ambiente oscuramente
festivo entre los astartes, bromeaban disimuladamente retándose para la
inmediata contienda, deseando quizás, ser enviados a las cañoneras de
inmediato. La Sometedora quedaba
sola, pero el horror de la guerra se tornaba para ellos una bendición altamente
ansiada.
_ Sin el apoyo de los cruceros de
asalto, sería bueno concentrar el fuego de nuestra barcaza en el Desolador que se separa, es evidente que
quieren abordar el acorazado, si no estarían disparándolo. Si nos acercamos lo
suficiente el cañón magma podría hacer volar su escudo de inmediato…
_ Esperaremos a que la aborden_ sentenció
una vez más de forma seca._ Luego la abordaremos nosotros también, les daremos
caza en el interior, ahí sus numerosas naves no valdrán nada_ afirmó irrevocablemente Krago.
Groa recapacitó un momento para
concluir susurrando:
_Mátalos, dirígete a la sala de
motores con nuevas células y los Conquistadores tendrán una nave acorde a su
grandeza.
Krago clavó la azul mirada sedienta
de complicidad en los ojos divertidos de Groa.
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