CAPITULO I
"Quis Custodiet Ipsos Custodes"
Escuadra Repent. En algún lugar
desconocido de la superficie planetaria de B-217D.
Para el Sargento Bizanzio no
había sonido más reconfortante que aquel, el infernal chirrido ensordecedor de la
presión y el desgaste de la atmósfera castigando fútilmente el armazón de
ceramita de la Stormraven, aquel infernal silbido que acompañaba a las
sacudidas lo reafirmaba en la estupidez de la resistencia del enemigo a la
voluntad del Emperador, sagrado sea su nombre. Tarde o temprano llegaba el silencio.
Sentado en el banco y con los
arneses anclados oteó rápidamente la servosoncola que parpadeaba frenéticamente
junto a él.
- Tres minutos para el objetivo-.
Su tono de voz era imperturbable.
Sin más interlocuciones cada uno
de los seis integrantes de la Falange Repent comprobó por última vez su equipo,
los hermanos Thobias, Claudio, Mario y Tracio se colocaron uno tras otro con
los retroreactores crepitando a sus espaldas, tal como se estipulaba en los
protocolos de desembarco, al instante se escuchó un pitido metálico y una luz
verde iluminó todo el compartimento de carga indicando que faltaba un minuto
para las coordenadas de salto prefijadas. El sexto integrante de la escuadra
permanecía de rodillas junto a su banco, con los restroreactores aun en el
soporte de carga.
-Me temo que ha llegado el
momento Stilikon, puede que un bibliotecario no esté acostumbrado al asalto
aéreo pero…la luz verde significa que nos vamos, ¡así que en marcha!-
El Hermano
Stilikon permaneció de canclillas sin alterar un ápice su posición. –Hay algo
que no me cuadra- había más curiosidad que precaución en las palabras del
bibliotecario.-Esto no es una misión de rescate…-
-¡No me importa!- El Sargento
Bizanzio interrumpió súbitamente las dubitaciones del bibliotecario.- Es más,
casi lo prefiero, así podremos dedicarnos a luchar en lugar de buscar
pergaminos como ratas de biblioteca.- Una mueca que pretendía ser una sonrisa
se dibujó en el rostro del sargento, un segundo después se había colocado el
casco y sus ojos resplandecían de verde al conectarse los visores. –Nos vamos- anunció
con la voz metálica que surgía de sus casco mientras conectaba los
postquemadores de su retroreactor, que empezaron a emitir un zumbido sordo.
La stormraven abandonó el picado
tras su descenso vertiginoso a través de la atmósfera y estabilizó la
trayectoria de vuelo en paralelo a la cordillera que se alzaba ante ella, con
el tronar de sus motores a máxima potencia corrigió la parábola del picado y
emprendió nuevamente la ascensión, en vuelo rasante junto a una de los escarpados
muros de hielo de la montaña. Las puertas laterales de la nave se habían abierto,
y de ellas asomaba la marmórea figura del Sargento Bizanzio. La zona que
sobrevolaban mostraba ya claramente los restos de un aterrizaje que podía ser
calificado de forzoso en el mejor de los casos, enormes trozos de casco retorcidos
y fragmentados en un millar de piezas salpicaban el paisaje con una frecuencia
cada vez mayor, algunos humeaban fruto de las llamas que brotaban de los
tanques de oxígeno y demás circuitos de servicio de la nave. – Tenían soporte
vital- pensó Bizanzio justo cuando sus ojos se posaron en la estructura
principal, o lo que quedaba de ella, que había aparecido ante ellos tras
bordear la montaña. Era ciertamente un diseño extraño, distinto a cualquier
cosa que hubieran visto sus centenarios ojos, no había identificativo alguno a
la vista pero indudablemente eran imperiales en su concepción, de algún diseño
perdido hacía un tiempo inmemorial. El sargento no puedo evitar que su mente se
llenara con recuerdos largamente reprimidos, de sus primeros años como neófito de
la II Centuria y los penosos años que tuvo que soportar tras ello, cerró los
ojos un momento y apartó aquella visión de su mente- En sus sagrado nombre- se
dijo para sus adentros, y volvió al interior de la nave, azotado por el gélido
viento que se colaba por las compuertas.
-¡Repent informe!- la voz del
sargento recorrió el canal de voz interno perfectamente audible.
“Thobias listo” “Mario listo” “Claudio
listo” “Tracio listo” Anunciaron uno a uno los miembros de la escuadra. –Escuadra
Repent lista y a la espera de órdenes.- Concluyó el bibliotecario.
-Bien, activad balizas, salto
controlado en formación Augusta, pies ligeros, ¡En marcha!- El sargento dio un
paso hacia la compuerta y desapareció engullido por el gélido viento que no
dejaba de silbar dentro del compartimento de carga, uno tras otro los miembros
de la escuadra Repent siguieron sus pasos y un segundo más tarde la Stormraven
enfilaba nuevamente la órbita planetaria.
Las seis figuras cayeron plomo sobre
uno de los laterales de la maltrecha estructura de la nave, corrigiendo hábilmente
la caída con sus retroreactores. Sin demorarse ni un instante
corrieron sobre las placas de blindaje desencajadas y retorcidas que aún se sostenían
sobre la estructura hasta lo que parecía un orificio sobre la misma. Los bordes
serrados hacia el exterior denotaban una explosión interna, pero lo que fuese
que la había provocado había desaparecido, como toda las sección interior de la
nave.
El Sargento Bizanzio fue el primero en saltar al interior de la nave, no
se apreciaba más movimiento que el de las chispas brotando de los manojos de
cabes rasgados que sobresalían de algunas pasarelas partidas por la mitad.
-Mario, Tracio balizad cualquier
cosa de interés, el resto conmigo al puente, vamos a averiguar que le sucedió a
este pájaro.- habían recibido órdenes muy concretas para su misión pero el
Sargento Bizanzio se caracterizaba por su pragmatismo, y no estaba de más obtener algún tipo de información
que ayudara poner luz a todo el caos en que se había sumido el sistema
planetario, tres de ellos si las informaciones eran correctas.
Anduvieron a la carrera durante unos minutos,
sorteando los obstáculos que lo inundaban todo y utilizando los reactores para saltar de
sección en sección cuando el paso era imposible de otro modo. La mayoría de la
estructura estaba escorada, lo que aún complicaba más moverse por los antiguos
pasajes de servicio, era mucho más práctico saltar de montón de chatarra en montón
de chatarra, incluso con la inestabilidad de la estructura, que a punto estuvo de
darles más de un susto al desprenderse con el peso de las servoarmaduras y los
restroreactores.
El Sargento Bizancio acababa de sortear lo que parecían ser
los restos de una torreta defensiva cuando el pitido agudo de su áuspex inundo
la estancia, rebotando en sus metálicas paredes. La pantalla indicaba algún tipo
de vida más allá de los compartimentos estancos que se encontraban delante de su posición, el grosor del
blindaje impedía una señal nítida, pero el Ásupex indicaba claramente que algo había
tras aquellas paredes de plastiacero.
-¿Que dices tu Stilikón? ¿Hay algún hereje tras esa
puerta?- El Sargento Bizancio parecía complacido.
-Me temo que no puedo competir con su juguete Sargento, no
detecto ninguna actividad psíquica en la nave…lo que no se es si eso es bueno,
o malo.- El bibliotecario avanzó unos pasos y recogió un resto de chatarra del
suelo –Quien quiera que emitiera aquella señal, o a muerto o ya no está aquí.-
“El deposito de munición está inservible señor” la voz del
hermano Mario brotó por el canal de audio interno “ Se ha balizado la armería y
lo que parece ser un centro de documentación”.
-Perfecto, reuníos con nosotros en el puente- ordenó el
Sargento al tiempo avanzaba hacia la enorme puerta del compartimento estanco.
El mecanismo debía estar programado para sellarse en caso de emergencia o daños
estructurales graves, lo que sin duda garantizaba la integridad del puente de
mando que se hallaba en el interior. El problema era que el mecanismo estaba
diseñado para abrirse desde el interior, que los supervivientes no lo hubieran
activado aún solo podían ser malas noticias. – Vamos a volarlo.-
-Señor, las balizas Repent están
en pantalla- El operador de control titubeó un instante antes de informar al
puente.
-¿En pantalla? ¿Y dónde se supone
que están ellos?- El subalterno de navegación permaneció unos instantes en
silencio con los ojos fijos en la pantalla, como si esperara obtener una
respuesta en los puntos parpadeantes del visor del puente.-Siempre me toca a mí.-
Masculló casi imperceptiblemente mientras accionaba una serie de controles en
los paneles bajos sus dedos, aunque el servocráneo que revoloteaba junto a él
un desagradable pitido de desaprobación.
- Señor aquí el puente de mando,
la escuadra Repent ha depositado las balizas…- El subalterno no puedo evitar
hacer una pausa-…pero no han informado de su posición.- Al otro lado del canal de audio no se oyó nada durante unos segundos.
Luego la voz del Sargento Primero Hannibal restalló como un látigo.
-Prepara las cápsulas, vamos a
bajar.- El Sargento Primero Hannibal y el Sargento Bizanzio habían promocionado
juntos desde la Decimatio, la centuria de exploradores hasta la gloriosa
Segunda Centuria. Habían servido juntos en infinidad de ocasiones a lo largo de
los últimos doscientos años, y el único motivo por el que Bizanzio no había promocionado
a suboficial era su obstinada resistencia a acatar las órdenes.
Por lo general
aquel era un vicio que no molestaba demasiado a Hannibal, pero aquel no era el
mejor de los días para las bravuconadas de Bizanzio, bastante decepción había supuesto
ya tener que comandar una misión de reconocimiento mientras el resto de la
Cohorte se enfrascaba en una batalla orbital apoyando a las fuerzas de defensa
de Belerin Primus. Solo faltaba que las tonterías de su hermano supusieran
alguna baja o peor aún, un contratiempo para la misión.
El planeta B-217D aparecía
impasible a través de las escotillas de la bodega de carga del Injuriador, su
superficie blanca resplandecía reflejando la luz de las estrellas cercanas mostrándose
desnuda, sin muestras aparentes de civilización humana o xenos.
El Injuriador era una nave
pequeña para los estándares de una flota imperial, los torpederos por lo
general se utilizaban como naves de apoyo en convoyes más grandes pero su
potencia de fuego y maniobrabilidad se ajustaban perfectamente a las
necesidades de los Mirmidones, así que todos los de la flota habían sido
modificados en sus compartimentos de carga y arsenales para albergar una
pequeña fuerza de intervención rápida, por lo que frecuentemente las utilizaban
como naves de asalto orbital. En la bodega de carga, cinco escuadras acababan
de pertrecharse, mientras un enjambre de servidores y servocraneos correteaban a través de ellos, apurando los últimos
ajustes en el equipo. El Hermano Caesar, en su imponente armadura de
Dreadnought agitaba sus extremidades espasmódicamente, mientras una pareja de
servidores y media docena de servocraneos ajustaban la configuración el
sarcófago en la estructura de adamantino.
Superficie planetaria de B-217D, Escuadra Repent
El hermano Claudio había acabado de colocar las cargas en los vértices del marco de las compuertas y se apresuraba a regresar a la posición de seguridad junto al resto de la escuadra.
-Cargas colocadas y listas.-
anunció mientras se colocaba en posición.
-Bien, enciende la última baliza
y da nuestra posición, después vuélalo.- Con un ligero movimiento del pulgar el
Sargento Bizanzio activo su pistola de plasma, que vibro ligeramente en su mano
mientras de cargaba. Un segundo después toda la sección el muros saltó por los
aires, llenando la estancia de esquirlas y polvo.- Activad el sintetizador de partículas.-
ordenó mientras el hacía lo propio en su caso para mejorar el filtrado de sus
sensores ópticos y tras esto salió
propulsado en una fracción de segundo atravesando el hueco que ahora había en
la pared, con el resto de la escuadra a sus espaldas
La estancia del otro lado era de
menor altura, y sus pasillos más estrechos, pero parecían haber resistido mejor
la colisión y conservaban su integridad estructural por lo que era factible
avanzar al trote. El cableado y las instalaciones de servicio estaban en
bastante buen estado, después de todo quizás encontraran algo de información útil.
El puente no podía estar lejos así que siguieron avanzando un centenar de
metros más hasta que llegaron a una especie de vestíbulo presidido por unas
escaleras de diversas alturas y coronado por una bóveda de observación en el
techo. Con un gesto de la mano, el sargento dividió en dos la escuadra, el
bibliotecario y el hermano Claudio siguieron sus pasos mientras los hermanos
Tracio, Mario y Thobias encendieron nuevamente los retroreactores para situarse
en el nivel más elevado. Justo en aquel momento un pitido familiar recorrió la estancia,
una vez, y otra y otra. El Auspex que colgaba de la cintura del sargento había empezado a destellar frenéticamente,
emitiendo un pitido prácticamente constante.
–Tenemos compañía.- espetó, y una
sonrisa se dibujó en sus labios desfigurados por las cicatrices.
Buen comienzo compañero!
ResponderEliminarya estoy preparando la continuación, me alegro de que te guste!
ResponderEliminarClaro que sí, yo ya me he metido en faena también.
EliminarUn saludo!
Ey!
EliminarNo es necesario que metas odo en una sola entrada. Piensa que la Campaña va a durar meses o incluso años, y no hablo de trasfondo, sino de vida real, así que tu mete entradas a puñados que no pasa nada!.
Ya empezaremos a preocuparnos si superamos las 500 entradas, pero mientras no!. XD
Un saludo!
P.D: si loq ue te preocupa es que sea difícil que la peña siga el orden de tus relatos puedes crear una entrada donde los vayas recopilando via link, ¿no?. Si necesitas ejemplos avisa.
Pues no me vendría mal un ejemplo! XD
EliminarSe me ha ocurrido que se podrían crear etiquetas en base a los teatro de operaciones, así seria mas fácil ver que pasa en cada zona! si te parece bien claro!
Ejemplo -> http://sogad.blogspot.com.es/2010/05/mis-relatos-de-warhammer-en.html
EliminarExplícate en lo de las etiquetas, ¿te refieres a por ejemplo poner cada sistema como etiqueta?.
Exacto! a eso me refiero!
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