miércoles, 8 de mayo de 2013

"Contacto" : Capitulo I [Relato]


CAPITULO I

"Quis Custodiet Ipsos Custodes"

 
Escuadra Repent.  En algún lugar desconocido de la superficie planetaria de B-217D.
Para el Sargento Bizanzio no había sonido más reconfortante que aquel, el infernal chirrido ensordecedor de la presión y el desgaste de la atmósfera castigando fútilmente el armazón de ceramita de la Stormraven, aquel infernal silbido que acompañaba a las sacudidas lo reafirmaba en la estupidez de la resistencia del enemigo a la voluntad del Emperador, sagrado sea su nombre. Tarde o temprano llegaba el silencio.

Sentado en el banco y con los arneses anclados oteó rápidamente la servosoncola que parpadeaba frenéticamente junto a él.
- Tres minutos para el objetivo-. Su tono de voz era imperturbable.

Sin más interlocuciones cada uno de los seis integrantes de la Falange Repent comprobó por última vez su equipo, los hermanos Thobias, Claudio, Mario y Tracio se colocaron uno tras otro con los retroreactores crepitando a sus espaldas, tal como se estipulaba en los protocolos de desembarco, al instante se escuchó un pitido metálico y una luz verde iluminó todo el compartimento de carga indicando que faltaba un minuto para las coordenadas de salto prefijadas. El sexto integrante de la escuadra permanecía de rodillas junto a su banco, con los restroreactores aun en el soporte de carga.
-Me temo que ha llegado el momento Stilikon, puede que un bibliotecario no esté acostumbrado al asalto aéreo pero…la luz verde significa que nos vamos, ¡así que en marcha!-
El Hermano Stilikon permaneció de canclillas sin alterar un ápice su posición. –Hay algo que no me cuadra- había más curiosidad que precaución en las palabras del bibliotecario.-Esto no es una misión de rescate…-
-¡No me importa!- El Sargento Bizanzio interrumpió súbitamente las dubitaciones del bibliotecario.- Es más, casi lo prefiero, así podremos dedicarnos a luchar en lugar de buscar pergaminos como ratas de biblioteca.- Una mueca que pretendía ser una sonrisa se dibujó en el rostro del sargento, un segundo después se había colocado el casco y sus ojos resplandecían de verde al conectarse los visores. –Nos vamos- anunció con la voz metálica que surgía de sus casco mientras conectaba los postquemadores de su retroreactor, que empezaron a emitir un zumbido sordo.
La stormraven abandonó el picado tras su descenso vertiginoso a través de la atmósfera y estabilizó la trayectoria de vuelo en paralelo a la cordillera que se alzaba ante ella, con el tronar de sus motores a máxima potencia corrigió la parábola del picado y emprendió nuevamente la ascensión, en vuelo rasante junto a una de los escarpados muros de hielo de la montaña. Las puertas laterales de la nave se habían abierto, y de ellas asomaba la marmórea figura del Sargento Bizanzio. La zona que sobrevolaban mostraba ya claramente los restos de un aterrizaje que podía ser calificado de forzoso en el mejor de los casos, enormes trozos de casco retorcidos y fragmentados en un millar de piezas salpicaban el paisaje con una frecuencia cada vez mayor, algunos humeaban fruto de las llamas que brotaban de los tanques de oxígeno y demás circuitos de servicio de la nave. – Tenían soporte vital- pensó Bizanzio justo cuando sus ojos se posaron en la estructura principal, o lo que quedaba de ella, que había aparecido ante ellos tras bordear la montaña. Era ciertamente un diseño extraño, distinto a cualquier cosa que hubieran visto sus centenarios ojos, no había identificativo alguno a la vista pero indudablemente eran imperiales en su concepción, de algún diseño perdido hacía un tiempo inmemorial. El sargento no puedo evitar que su mente se llenara con recuerdos largamente reprimidos, de sus primeros años como neófito de la II Centuria y los penosos años que tuvo que soportar tras ello, cerró los ojos un momento y apartó aquella visión de su mente- En sus sagrado nombre- se dijo para sus adentros, y volvió al interior de la nave, azotado por el gélido viento que se colaba por las compuertas.
-¡Repent informe!- la voz del sargento recorrió el canal de voz interno perfectamente audible.
“Thobias listo” “Mario listo” “Claudio listo” “Tracio listo” Anunciaron uno a uno los miembros de la escuadra. –Escuadra Repent lista y a la espera de órdenes.- Concluyó el bibliotecario.
-Bien, activad balizas, salto controlado en formación Augusta, pies ligeros, ¡En marcha!- El sargento dio un paso hacia la compuerta y desapareció engullido por el gélido viento que no dejaba de silbar dentro del compartimento de carga, uno tras otro los miembros de la escuadra Repent siguieron sus pasos y un segundo más tarde la Stormraven enfilaba nuevamente la órbita planetaria.
Las seis figuras cayeron plomo sobre uno de los laterales de la maltrecha estructura de la nave, corrigiendo hábilmente la caída con sus retroreactores. Sin demorarse ni un instante corrieron sobre las placas de blindaje desencajadas y retorcidas que aún se sostenían sobre la estructura hasta lo que parecía un orificio sobre la misma. Los bordes serrados hacia el exterior denotaban una explosión interna, pero lo que fuese que la había provocado había desaparecido, como toda las sección interior de la nave.
 El Sargento Bizanzio fue el primero en saltar al interior de la nave, no se apreciaba más movimiento que el de las chispas brotando de los manojos de cabes rasgados que sobresalían de algunas pasarelas partidas por la mitad.
-Mario, Tracio balizad cualquier cosa de interés, el resto conmigo al puente, vamos a averiguar que le sucedió a este pájaro.- habían recibido órdenes muy concretas para su misión pero el Sargento Bizanzio se caracterizaba por su pragmatismo, y no  estaba de más obtener algún tipo de información que ayudara poner luz a todo el caos en que se había sumido el sistema planetario, tres de ellos si las informaciones eran correctas.
 Anduvieron a la carrera durante unos minutos, sorteando los obstáculos que lo inundaban todo  y utilizando los reactores para saltar de sección en sección cuando el paso era imposible de otro modo. La mayoría de la estructura estaba escorada, lo que aún complicaba más moverse por los antiguos pasajes de servicio, era mucho más práctico saltar de montón de chatarra en montón de chatarra, incluso con la inestabilidad de la estructura, que a punto estuvo de darles más de un susto al desprenderse con el peso de las servoarmaduras y los restroreactores.
El Sargento Bizancio acababa de sortear lo que parecían ser los restos de una torreta defensiva cuando el pitido agudo de su áuspex inundo la estancia, rebotando en sus metálicas paredes. La pantalla indicaba algún tipo de vida más allá de los compartimentos estancos que se encontraban  delante de su posición, el grosor del blindaje impedía una señal nítida, pero el Ásupex indicaba claramente que algo había tras aquellas paredes de plastiacero.
-¿Que dices tu Stilikón? ¿Hay algún hereje tras esa puerta?- El Sargento Bizancio parecía complacido.
-Me temo que no puedo competir con su juguete Sargento, no detecto ninguna actividad psíquica en la nave…lo que no se es si eso es bueno, o malo.- El bibliotecario avanzó unos pasos y recogió un resto de chatarra del suelo –Quien quiera que emitiera aquella señal, o  a muerto o ya no está aquí.-
“El deposito de munición está inservible señor” la voz del hermano Mario brotó por el canal de audio interno “ Se ha balizado la armería y lo que parece ser un centro de documentación”.  
-Perfecto, reuníos con nosotros en el puente- ordenó el Sargento al tiempo avanzaba hacia la enorme puerta del compartimento estanco. El mecanismo debía estar programado para sellarse en caso de emergencia o daños estructurales graves, lo que sin duda garantizaba la integridad del puente de mando que se hallaba en el interior. El problema era que el mecanismo estaba diseñado para abrirse desde el interior, que los supervivientes no lo hubieran activado aún solo podían ser malas noticias. – Vamos a volarlo.-
 
 Torpedero orbital “Injuriador”, órbita geoestacionaria sobre B-217D.
-Señor, las balizas Repent están en pantalla- El operador de control titubeó un instante antes de informar al puente.
-¿En pantalla? ¿Y dónde se supone que están ellos?- El subalterno de navegación permaneció unos instantes en silencio con los ojos fijos en la pantalla, como si esperara obtener una respuesta en los puntos parpadeantes del visor del puente.-Siempre me toca a mí.- Masculló casi imperceptiblemente mientras accionaba una serie de controles en los paneles bajos sus dedos, aunque el servocráneo que revoloteaba junto a él un  desagradable pitido de desaprobación.
- Señor aquí el puente de mando, la escuadra Repent ha depositado las balizas…- El subalterno no puedo evitar hacer una pausa-…pero no han informado de su posición.- Al otro lado del canal  de audio no se oyó nada durante unos segundos. Luego la voz del Sargento Primero Hannibal restalló como un látigo.
-Prepara las cápsulas, vamos a bajar.- El Sargento Primero Hannibal y el Sargento Bizanzio habían promocionado juntos desde la Decimatio, la centuria de exploradores hasta la gloriosa Segunda Centuria. Habían servido juntos en infinidad de ocasiones a lo largo de los últimos doscientos años, y el único motivo por el que Bizanzio no había promocionado a suboficial era su obstinada resistencia a acatar las órdenes.
Por lo general aquel era un vicio que no molestaba demasiado a Hannibal, pero aquel no era el mejor de los días para las bravuconadas de Bizanzio, bastante decepción había supuesto ya tener que comandar una misión de reconocimiento mientras el resto de la Cohorte se enfrascaba en una batalla orbital apoyando a las fuerzas de defensa de Belerin Primus. Solo faltaba que las tonterías de su hermano supusieran alguna baja o peor aún, un contratiempo para la misión.
El planeta B-217D aparecía impasible a través de las escotillas de la bodega de carga del Injuriador, su superficie blanca resplandecía reflejando la luz de las estrellas cercanas mostrándose desnuda, sin muestras aparentes de civilización humana o xenos.
El Injuriador era una nave pequeña para los estándares de una flota imperial, los torpederos por lo general se utilizaban como naves de apoyo en convoyes más grandes pero su potencia de fuego y maniobrabilidad se ajustaban perfectamente a las necesidades de los Mirmidones, así que todos los de la flota habían sido modificados en sus compartimentos de carga y arsenales para albergar una pequeña fuerza de intervención rápida, por lo que frecuentemente las utilizaban como naves de asalto orbital. En la bodega de carga, cinco escuadras acababan de pertrecharse, mientras un enjambre de servidores y servocraneos  correteaban a través de ellos, apurando los últimos ajustes en el equipo. El Hermano Caesar, en su imponente armadura de Dreadnought agitaba sus extremidades espasmódicamente, mientras una pareja de servidores y media docena de servocraneos ajustaban la configuración el sarcófago en la estructura de adamantino.
 
Superficie planetaria de B-217D, Escuadra Repent

El hermano Claudio había acabado de colocar las cargas en los vértices del marco de las compuertas y se apresuraba a regresar a la posición de seguridad junto al resto de la escuadra.
-Cargas colocadas y listas.- anunció mientras se colocaba en posición.
-Bien, enciende la última baliza y da nuestra posición, después vuélalo.- Con un ligero movimiento del pulgar el Sargento Bizanzio activo su pistola de plasma, que vibro ligeramente en su mano mientras de cargaba. Un segundo después toda la sección el muros saltó por los aires, llenando la estancia de esquirlas y polvo.- Activad el sintetizador de partículas.- ordenó mientras el hacía lo propio en su caso para mejorar el filtrado de sus sensores ópticos  y tras esto salió propulsado en una fracción de segundo atravesando el hueco que ahora había en la pared, con el resto de la escuadra a sus espaldas
La estancia del otro lado era de menor altura, y sus pasillos más estrechos, pero parecían haber resistido mejor la colisión y conservaban su integridad estructural por lo que era factible avanzar al trote. El cableado y las instalaciones de servicio estaban en bastante buen estado, después de todo quizás encontraran algo de información útil. El puente no podía estar lejos así que siguieron avanzando un centenar de metros más hasta que llegaron a una especie de vestíbulo presidido por unas escaleras de diversas alturas y coronado por una bóveda de observación en el techo. Con un gesto de la mano, el sargento dividió en dos la escuadra, el bibliotecario y el hermano Claudio siguieron sus pasos mientras los hermanos Tracio, Mario y Thobias encendieron nuevamente los retroreactores para situarse en el nivel más elevado. Justo en aquel momento un pitido familiar recorrió la estancia, una vez, y otra y otra. El Auspex que colgaba de la cintura del  sargento había empezado a destellar frenéticamente, emitiendo un pitido prácticamente constante.

 –Tenemos compañía.- espetó, y una sonrisa se dibujó en sus labios desfigurados por las cicatrices.
  

7 comentarios:

  1. ya estoy preparando la continuación, me alegro de que te guste!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro que sí, yo ya me he metido en faena también.
      Un saludo!

      Eliminar
    2. Ey!
      No es necesario que metas odo en una sola entrada. Piensa que la Campaña va a durar meses o incluso años, y no hablo de trasfondo, sino de vida real, así que tu mete entradas a puñados que no pasa nada!.

      Ya empezaremos a preocuparnos si superamos las 500 entradas, pero mientras no!. XD
      Un saludo!

      P.D: si loq ue te preocupa es que sea difícil que la peña siga el orden de tus relatos puedes crear una entrada donde los vayas recopilando via link, ¿no?. Si necesitas ejemplos avisa.

      Eliminar
    3. Pues no me vendría mal un ejemplo! XD
      Se me ha ocurrido que se podrían crear etiquetas en base a los teatro de operaciones, así seria mas fácil ver que pasa en cada zona! si te parece bien claro!

      Eliminar
    4. Ejemplo -> http://sogad.blogspot.com.es/2010/05/mis-relatos-de-warhammer-en.html

      Explícate en lo de las etiquetas, ¿te refieres a por ejemplo poner cada sistema como etiqueta?.

      Eliminar